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Donald Trump y su emergencia nacional imaginaria
La declaración de emergencia nacional por parte de Trump inquieta a quienes creen en la
separación de poderes en Estados Unidos.
Cuando la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, se enteró de que el presidente Trump declararía una emergencia nacional para intentar construir el muro, comentó: “Si el presidente puede declarar una emergencia a partir de una ilusión, sólo hay que pensar en lo que un presidente con diferentes valores puede presentar al pueblo estadounidense como emergencia nacional”.
Acto seguido Pelosi recordó la matanza en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, el 14 de febrero del 2018, cuando 14 estudiantes y tres miembros del personal fueron asesinados a tiros. “¿Quieres hablar de una emergencia nacional?”, preguntó Pelosi a Trump.
“Hablemos de hoy, el primer aniversario de otra manifestación de la epidemia de violencia con armas de fuego en Estados Unidos. Eso es una emergencia nacional. ¿Por qué no declaras esa emergencia, señor presidente? Ojalá lo hicieras”.
La letal permisividad de nuestra nación hacia el uso de armas de fuego estaba muy presente en la mente de Pelosi, incluso antes del tiroteo del viernes pasado en un almacén de Aurora, Illinois, en el que murieron cinco personas, porque, el miércoles, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes votó a favor de un proyecto de ley para revisar los antecedentes de los compradores de armas.
La realidad es que no existe una crisis en la frontera de nuestra nación. En la medida en que haya problemas en la frontera, su muro haría poco o nada para arreglar las cosas.
La extralimitación de Trump realmente hace crear una crisis que domina las noticias y crea preocupaciones en la sociedad.
Pero todo es parte de la trivialidad en la que se ha convertido la Presidencia de Trump.
Ya no se respetan los enfoques constitucionales del gobierno que se obtienen a través de proyectos de ley aprobados a través de comités y compromisos alcanzados en conferencias que involucran a la Presidencia y al propio Congreso.
Ya no importa el esfuerzo de los periodistas a través de sus investigaciones con las que exponen la conducta indebida de Trump (deberíamos estar agradecidos por esto), su enfoque de “yo soy el único que importa en la política” encaja bien con las necesidades de los medios modernos, tanto sociales como tradicionales. Los clics, las páginas vistas y las calificaciones animan a todos a detenerse en las personas más que en los problemas.
La única cura para el cinismo político es mostrar que el trabajo constante y minucioso de la acción popular puede dar frutos.