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El fin del correísmo en Ecuador; Lasso promete un gobierno liberal
Es la tercera vez que Lasso se presentaba a elecciones tras dos intentos frustrados. Aunque su imagen de economista liberal y exbanquero, lo hacían impopular en ciertos sectores de la sociedad, el candidato logró canalizar gran parte del voto 'anti-correa' que había ido divido a la primera vuelta.
"Los ecuatorianos han expresado con su voto la necesidad del cambio", festejó Guillermo Lasso (CREO) al cierre de una segunda vuelta electoral marcada por una fuerte polarización entre el exbanquero con perfil pro-mercado y el heredero político de Rafael Correa, Andrés Arauz (UNES).
Si bien Arauz había ganado las elecciones del 7 de febrero con una importante diferencia (32.72% a 19.74%), al cierre de esta edición, Lasso lograba dar vuelta el resultado con una diferencia de 5 puntos a favor, con el 97% de las mesas escrutadas según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE). Un giro a la derecha después de 14 años de gobiernos progresistas.
Es la tercera vez que Lasso se presentaba a elecciones tras dos intentos frustrados. Aunque su imagen de economista liberal y exbanquero, lo hacían impopular en ciertos sectores de la sociedad, el candidato logró canalizar gran parte del voto 'anti-correa' que había ido divido a la primera vuelta. De hecho, Lasso logró reclutar el apoyo de la mayoría de sus exrivales, especialmente el de Xavier Hervas (Izquierda Democrática, ID) que sorprendió en febrero con un resultado de 15.68% y quedó cuarto en las elecciones.
Es probable que una parte de los votos de Yaku Pérez (Pachakutik), que quedó tercero por una diferencia de 32,115 votos con Lasso, también se hayan inclinado por el candidatos de CREO, pese a que Pérez ha estado impulsado el "voto nulo ideológico" entre la comunidad indígena.
Para esta segunda vuelta, Lasso trató de sacudirse su imagen de banquero liberal con campañas en las redes sociales, especialmente TikTok, y abordando temas como los femicidios y los derechos de la mujer, el medio ambiente, y el respeto a los animales, para conquistar sectores del electorado que antes le habían sido esquivos, sobre todo los jóvenes.
Las elecciones se produjeron en el medio del recrudecimiento del coronavirus en el país: durante el fin de semana se registró un récord de personas hospitalizadas por Covid, y los casos ya superan los 342,000. Por la pandemia, en 2020 la economía ecuatoriana se desplomó un 9% debido al freno de la actividad y la caída del precio del petróleo.
Para salir de la crisis, Lasso prometió aumentar el sueldo mínimo hasta 500 dólares y crear dos millones de empleos durante su mandato. La idea es impulsar la economía a través del sector privado, la inversión extranjera y el aumento de la producción petrolera, al mismo tiempo que buscará tener un fuerte control del gasto público (meta de déficit cero) y reducir impuestos.
El triunfo del "anti-correismo", por otra parte, promete generar repercusiones en el mapa regional, con un Ecuador, más alineado con los gobiernos de Sebastián Piñera en Chile, Luis Lacalle Pou (que lo felicitó incluso antes de que terminara el conteo preliminar) en Uruguay o Jair Bolsonaro en Brasil; y revertiría el avance del progresismo en la región, marcado por la victoria de Luis Arce en Bolivia y la reaparición de Lula da Silva.