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El giro geopolítico de Recep Tayyip Erdogan en Turquía
La postura de Estados Unidos sobre los kurdos ha provocado que el presidente de Turquía cambie de aliados.

El viernes pasado, la lira turca sufrió su mayor devaluación en casi dos décadas, cayendo más de 14% frente al dólar. El ministro de Finanzas, yerno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no pudo evitar la caída. Por el contrario, ofreció un discurso tan vacilante que hizo muy poco para aumentar la confianza.
Pero Erdogan, como suele reaccionar, culpó a un chivo expiatorio del extranjero: Estados Unidos.
“Qué vergüenza, lástima de ti”, declaró el mandatario turco en un mitin. “Estás intercambiando a tu socio estratégico en la OTAN por un pastor”.
El pastor en cuestión es Andrew Brunson, un clérigo estadounidense que ha estado bajo custodia turca desde el 2016. Está acusado de espionaje entre otros delitos, cargos que él y funcionarios estadounidenses han rechazado.
Hasta ahora, los intentos para obtener su libertad han fracasado.
El enfrentamiento entre Turquía y Estados Unidos no fue del todo inesperado, debido a los años en desacuerdo sobre Siria, los cambios democráticos y las políticas económicas. Hasta ahora, las naciones occidentales todavía representan el mayor número de inversiones en Turquía. Pero a medida que las diferencias con Europa y los Estados Unidos han aumentado, Turquía ha trabajado para impulsar sus asociaciones estratégicas con otros países como Rusia, China y Qatar.
Rusia
Los lazos entre Turquía y Rusia han ido incrementándose durante los últimos años y no son un secreto entre los círculos de política exterior de Washington.
Desde un fallido intento de golpe de Estado en Turquía en el 2016, Erdogan ha intensificado su retórica antiestadounidense y antioccidental para solidificar el apoyo de sus seguidores. El líder turco ha acusado de manera reiterada a Estados Unidos de ser cómplice de conspiradores golpistas, acusaciones que han coincidido con la mejora de las relaciones con Moscú.
Durante los últimos dos años, funcionarios turcos también han participado en reuniones con sus homólogos ruso e iraní para discutir sobre la crisis en Siria. El hecho de que Estados Unidos no participe en las conversaciones indica cuán lejos se han separado los dos miembros de la OTAN.
“La deriva de Turquía de la alianza transatlántica y el giro geoestratégico hacia Rusia e Irán se han estado gestando durante mucho tiempo”, dijo Aykan Erdemir, exmiembro del Parlamento turco, al columnista del Washington Post Josh Rogin en el 2016. “Para Erdogan, EU se ha vuelto irrelevante, porque en el Medio Oriente las acciones cuentan más que la retórica y, desde su perspectiva, Washington ha hablado más de lo actuado”.
El malestar turco sobre la inacción de Estados Unidos para evitar un estado kurdo resultó ser un detonante en el cambio de postura del presidente Erdogan en el conflicto sirio; de ser un firme opositor del líder Bashar al Assad le ha dado su apoyo de facto al aliarse con Rusia.
La cooperación turca en Siria podría traducirse muy pronto en una asociación mucho más amplia. Después de que Turquía sugiriera durante el fin de semana pasado que planea sortear los aranceles que Trump amenaza duplicar en acero y aluminio, abandonando el dólar y comerciando con países como China o Rusia en otras monedas, el Kremlin señaló que estaba dispuesto a aceptar la propuesta.
El problema con esa idea es que la creación de un mecanismo así no ocurrirá de la noche a la mañana. Y aunque su disputa actual con los Estados Unidos podría hacer que Moscú sea un socio aún más atractivo para Turquía, perder su dependencia con el dólar estadounidense llevaría tiempo.
Qatar
La adinerada nación del golfo Pérsico tiene vínculos profundos con Turquía desde hace mucho tiempo, y en el 2015 refrendó su compromiso al ampliar su relación. Algunas tropas turcas tienen su base en Qatar y las dos naciones han acordado realizar ejercicios conjuntos de entrenamiento militar. Los lazos militares entre Turquía y Qatar han sido vistos con creciente recelo por otras naciones de la región y la suspensión de los mismos fue una demanda central por parte de una coalición de países árabes que lanzó el bloqueo a Qatar el año pasado.
Sin embargo, el bloqueo en curso ha logrado lo contrario. Después de que Arabia Saudita y otras naciones árabes detuvieron la entrega de alimentos y otros bienes a Qatar, Turquía envió de inmediato aviones de carga con alimentos, una acción que recordó al Puente Aéreo de Berlín entre 1948 y 1949, durante el cual aviones estadounidenses suministraron bienes a las partes occidentales de la ciudad después de que los soviéticos cortaron todas las rutas de suministro. Qatar, a cambio, ha expandido las inversiones en Turquía. Pero con Qatar luchando contra su propia crisis, no está claro en qué medida podrá ayudar a su amigo.
China
A primera vista, China no parece ser un socio ideal para la Turquía predominantemente musulmana, dada la represión que realiza Pekín en contra de la minoría musulmana uigur.
Pero China le está prometiendo a Turquía lo que buscó infructuosamente con Occidente.
Los esfuerzos de Turquía para ingresar a la Unión Europea nunca progresaron realmente, pero China reveló que Turquía podría eventualmente unirse a su propio modelo alternativo a la UE, la Organización de Cooperación de Shanghai.
La semana pasada, Turquía y China anunciaron la ampliación de sus relaciones militares en un momento en que el futuro de la OTAN es menos cierto que nunca.
Pekín ha estado ansioso por llenar el vacío de poder global que está dejando Estados Unidos.
El comercio turco-chino se ha multiplicado por 27 en los últimos 15 años, llegando a unos 27,000 millones de dólares por año.
Turquía buscará más acercamientos con China; si fracasa, se derrumbará, escribe el analista Phar Kim Beng.]_ kbhgfcñl kmygtesa hgfcdsa