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Geopolítica

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“Estamos en una etapa de alto riesgo con EU”

Exsecretario de Relaciones Exteriores y exrepresentante permanente de México ante la ONU analiza su novela El american dream.

La anexión de México por parte de Estados Unidos; utopía para unos, distopía para otros.

En la novela los mexicanos recogemos con beneplácito la decisión. Es una decisión espantosa. La posibilidad, aunque sea hipotética, de perder tu país es de las cosas más graves que pueden pasar.

A quienes el sistema ha beneficiado más o les ha ido mejor son los que quieren ser gringos, mientras que el pobre cuate ejidatario, ese que está saliendo del campo porque no tiene qué producir, es el que dice no, no, no. No lo cambien por nada. México como está.

Las reservas de nacionalismo están en la gente que el sistema ha lastimado más; son a los que el país les ha dado le espalda.

Caso contrario son los políticos que tienen departamentos en San Diego.

¿Qué detona el tema central de la novela?

Mi observación sobre la debilidad en la que está cayendo el país; de las vulnerabilidades que tiene.

Ante esta fragilidad que tiene México, ¿qué pueden estar pensando los vecinos? Nos han estudiado durante muchos años.

¿Cuál es la principal vulnerabilidad de México?

La corrupción. Uno de cada dos gobernadores está bajo sospecha, en la cárcel o en proceso.

Tienes zonas completas del país que son tierra de nadie.

No hay presencia del Estado mexicano entre luchas de narcos. Es tremendo.

¿Eligió la ficción para liberarse de los códigos secretos de la diplomacia mexicana ?

Después de 25 años de haber sido diplomático, donde tienes el resorte siempre comprimido, poder soltarlo es una maravilla. Puedes ser políticamente incorrecto.

México, eternamente ambivalente frente a Estados Unidos.

Si México fuera un personaje sería el protagonista de mi novela. Mi personaje está confundido, no tiene rumbo claro y se encuentra desesperado. La sociedad mexicana se encuentra muy desesperada.

Andrés Rico, personaje de la novela El american dream de Enrique Berruga Filloy, es un diplomático retirado dedicado a la academia, sufre la anemia del desamor e intenta convertirse al judaísmo para trabajar el desánimo con mejor cara. ¿La sociedad mexicana también se encuentra desanimada, como lo está Andrés Rico, el personaje?

Estamos a un año de la elección presidencial y no noto el ánimo nacional. En otras épocas había un poco la ilusión como en los mundiales de futbol.

¿Con la llegada de Trump cambiará el sueño americano?

Estados Unidos está cambiando de manera extraordinaria. Fueron los detonadores de la globalización, pero ahora son los primeros en repudiarla de manera ostensible. ¿Cuál es el siguiente paso?

No me pareció un accidente que llegara Trump, porque muchos estadounidenses quedaron al margen de la globalización. Muchos pensaron: vamos a dejar que los chinos hagan manufacturas; que los mexicanos nos surtan de productos agrícolas. Y nosotros nos dedicamos al diseño digital, a la medicina nuclear, al cine.

Muchos dijeron, si tenemos taxistas, que sean polacos o mexicanos.

Trump ganó porque les hizo la promesa de regresar a la etapa de la revolución industrial.

¿Cambia la relación bilateral con Trump?

Lo que no veo en México es hacia dónde vamos. Hay que darnos cuenta que estamos en una etapa de alto riesgo en la relación bilateral.

Hay que entender a fondo lo que está pasando en Estados Unidos.

Estaba la fruta madura para que llegara un personaje como Trump; Estados Unidos estaba listo para un demagogo. Sucedió con Hugo Chávez en Venezuela, la gente estaba harta de los Carlos Andrés Pérez o Luis Herrera Campins.

¿Estados Unidos se levanta del sillón del liderazgo de la globalización?

Estamos viviendo un momento interesante. Varios modelos como, por ejemplo, el chino y el ruso se están poniendo a prueba. Viendo cuál será el modelo dominante durante los próximos 30 o 40 años. Están entrando en competencia.

¿Cómo negociar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá?

Hay que seguir la estrategia de que no está negociado nada hasta que todo esté negociado .

La ficha que tiene México es negociar la agenda completa y no segmentarla.

Lo que más le conviene a México es negociar en paquete seguridad, terrorismo, migración, diplomacia y comercio.

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