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La Argentina de Javier Milei: la economía que viene
El economista Javier Milei asume este domingo 10 de diciembre la Presidencia de Argentina. A Milei le bastaron 5 años para llegar a la Casa Rosada y lo hará con una pesada herencia: ¿qué factores hay que mirar para entender el escenario venidero?
Javier Milei asumirá como presidente de Argentina este domingo 10 de diciembre con una economía en crisis. Su mandato popular es solucionar la inflación y mejorar los ingresos de las familias, pero para eso también deberá resolver otras cuestiones como el déficit fiscal, el atraso de los precios del dólar, los alimentos, tarifas y combustibles, la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las reservas y los pasivos remunerados del Banco Central (BCRA), la vuelta a los mercados externos de financiamiento y la deuda comercial de las empresas, entre otros.
Milei, un economista libertario, arrancará su mandato con una inflación mensual de dos dígitos de manera sostenida, por primera vez desde que en 1991 Carlos Menem y Domingo Cavallo (fuentes de inspiración de Milei) implementaron el plan de Convertibilidad “1 peso = 1 dólar”.
La tasa de inflación anual llegó al 142.7% en octubre y la acumulada en los primeros diez meses de 2023 es de 120%; las consultoras esperan que cuando termine el año se acerque al 200%, e incluso la calificadora de riesgo Moody’s pronosticó una subida hasta el 350% punta a punta en 2024, aún antes de que Milei ganara las elecciones. Como presidente electo, Milei reconoció que “se viene una estanflación” en los primeros dos años de su gobierno.
La brecha cambiaria, con un fuerte control de capitales, ronda el 150%. Mientras el dólar oficial mayorista está a 360 pesos argentinos, el precio libre en el mercado informal se negocia en torno a 900 por dólar, y llegó hasta los 1,100 semanas atrás, en medio de la incertidumbre y la retención de exportaciones.
Los exportadores hoy liquidan sus divisas a un tipo de cambio que ronda los 600 pesos por unidad, pues combina la mitad del dólar oficial y la mitad del valor del Con Liquidación (CCL). A ese precio tendería el cambio oficial con una devaluación.
El tipo de cambio real multilateral, una medida para saber la competitividad de la economía, está al mismo nivel que antes de la crisis de 2018 y apenas por encima de noviembre de 2015, el último mes de Cristina Kirchner como presidenta de Argentina antes de ceder el mandato a Alberto Fernández, de su misma corriente política.
El déficit fiscal, en tanto, llegó al equivalente a 1.7% del Producto Interno Bruto (PIB) en cuanto al resultado primario y a 3% en el resultado financiero acumulado a octubre, según los datos de Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma. En todo el 2023, el déficit financiero podría rondar el 5%.
Los atrasos en los precios de alimentos, tarifas y combustibles, con el fin del programa Precios Justos, generan una “inflación reprimida” dispuesta a liberarse a la brevedad.
Commodities y otros bienes
La nafta (hidrocarburo) y el gasoil están 10% por debajo del precio que iguala los valores de importaciones, pero el “barril criollo” se negocia a 30% menos que el precio internacional del petróleo crudo. Esto sin contar el efecto de la devaluación, que volverá a atrasar en dólares los ingresos de las petroleras si no trasladan de inmediato el salto de la divisa a los surtidores.
Los impuestos a los combustibles deberían incrementarse para cumplir con la normativa vigente. Por mantener congelados esos tributos, el Estado nacional se pierde de recaudar el equivalente en pesos a unos 250 millones de dólares por mes.
Las tarifas tienen un atraso de entre 67% y 407% hasta octubre, solo en el caso de la electricidad en AMBA, la zona urbana que gravita sobre la capital Buenos Aires. Por esta y otras distorsiones de precios relativos, la consultora 1816 consideraba a principios de noviembre de 2023 que había una “inflación reprimida” de 43%.
La deuda comercial por importaciones de bienes y servicios es otro de los frentes que Javier Milei y su equipo económico deberán tener en cuenta. El jefe de investigación de la consultora Romano Group, Salvador Vitelli, calculó que los compromisos pendientes de los importadores de bienes acumulaban hasta octubre unos 46,250 millones de dólares y los de servicios, otros 12,250 millones, por lo que el stock total era de 58,500 millones.
La negociación con el FMI, acreedor del Estado nacional, asoma crucial para la estabilidad en Argentina. Hasta febrero vencen unos 3,600 millones de dólares con el organismo y casi 2,000 millones más con bonistas privados, en un escenario en el que las reservas brutas del Banco central de Argentina (el BCRA) son negativas en más de 10,000 millones de dólares.
Argentina necesita que el FMI otorgue un desembolso de 3,300 millones en diciembre, pese a que las metas del programa no se cumplieron en medio de la campaña electoral, y se busca un “financiamiento neto” hasta que en abril empiecen a entrar los dólares de la cosecha gruesa agropecuaria.
No será fácil la conducción inicial de Javier Milei de la economía argentina, menos si se considera que no cuenta con suficientes legisladores en el Congreso de la Nación: en minoría en ambas cámaras, deberá asumir consensos desde el día 1.
El día 1 ha llegado.