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Geopolítica

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La ONU se queda en Afganistán para ayudar a mujeres

Se reúnen en Doha países para analizar la ruta crítica a seguir en un país de extremas agresiones de género por parte de los talibanes.

Doha/Teherán. El secretario general de la ONU denunció ayer 2 de mayo, en Catar las restricciones "sin precedentes" impuestas a las mujeres afganas, tras unas discusiones con representantes de varias potencias mundiales sobre cómo abordar el trato con las autoridades talibanas.

En la reunión de Doha, de dos días, participaron más de 20 países y organizaciones implicadas en Afganistán, con el fin de buscar que las autoridades afganas flexibilicen sus políticas sobre las mujeres. Los talibanes, sin embargo, no fueron invitados.

Países como México, cuyas autoridades diplomáticas promocionan una política exterior feminista, estuvo ausente.

"Para lograr nuestros objetivos, no podemos retirarnos (de Afganistán) y muchos pidieron un compromiso más efectivo" durante la reunión, declaró Guterres en rueda de prensa.

Desde que volvieron al poder en Afganistán en agosto de 2021, los talibanes impusieron una versión ultrarrigorista de la ley islámica en Afganistán.

Las niñas y mujeres quedaron excluidas de la enseñanza secundaria y universitaria y las mujeres tampoco pueden trabajar en la función pública, ni en oenegés o agencias de la ONU.

Hasta el próximo viernes, la ONU está examinando sus operaciones en Afganistán y la organización se declaró enfrentada a la "horrible decisión" de si continúa o no interviniendo en el país.  Este martes, Guterres avisó que la ONU permanecerá en Afganistán para prestar ayuda a millones de afganos desesperados, pese a las restricciones impuestas por los talibanes a su personal femenino

"La prohibición de que las mujeres trabajen con la ONU y las oenegés locales e internacionales es inaceptable", recalcó el responsable, denunciando "ataques sistemáticos sin precedentes a los derechos de las mujeres y las niñas".

Cámaras de vigilancia, en Irán

Temerosos de reavivar la peor agitación política de Irán en años, los gobernantes del país están recurriendo a nuevas tácticas menos intrusivas para castigar a las mujeres que se niegan a llevar el hiyab islámico.

Los métodos, introducidos tras las protestas antigubernamentales del año pasado en todo el país, combinan el uso de cámaras de seguridad con la denegación de servicios estatales a las infractoras, sustituyendo a la policía de la moralidad, cuyas acciones fueron el punto álgido de los meses de disturbios.

Según los activistas, las medidas no han logrado avances contra la oposición al hiyab y podrían agravar las presiones económicas si se traducen en el cierre de negocios.

"Caminar sin velo por las calles es ahora mi forma de mantener viva nuestra revolución", dijo Roya, de 31 años, profesora particular en la ciudad septentrional de Rasht, que fue detenida durante las protestas de noviembre y permaneció recluida tres meses.

Ahora las mujeres aparecen con frecuencia sin velo en centros comerciales, aeropuertos, restaurantes y calles en una muestra de desobediencia civil.

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