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Geopolítica

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La desigualdad no se resuelve sólo con más universitarios

Los estudios por sí solos no garantizan un buen ingreso.

Hoy hay un amplio acuerdo entre políticos sobre la desigualdad en el ingreso como un problema serio en Estados Unidos, pero sólo hay un pequeño consenso sobre qué hacer al respecto.

Un sencillo experimento mental puede desechar una solución potencial: ayudar a que más gente vaya a la universidad.

Obtener un grado universitario es algo valioso, de acuerdo con cálculos hechos por un grupo de economistas, incluyendo al ex secretario del Tesoro, Larry Summers. Si más gente fuera a la universidad, estarían mucho mejor. Sólo es difícil imaginar cómo el ayudar a que más graduados de preparatoria obtengan un grado universitario podría revertir el masivo incremento en la desigualdad de las pasadas décadas, que en su mayoría es resultado de las ganancias exorbitantes de los muy ricos. El 1% más rico de los estadounidenses hoy posee una parte del ingreso nacional casi tan grande como la que tenía justo antes de la Gran Depresión.

Estoy completamente en favor de mejorar la educación , le dijo Summers al Wonkblog de The Washington Post a inicios de marzo. Pero sugerir que mejorar la educación solucionará la desigualdad creo que es una evasión .

Summers y sus colaboradores, Brad Hershbein del Upjohn Institute y Melissa S. Kearney de la University of Maryland, calcularon qué pasaría si pudieran mover sus varitas mágicas y darle educación universitaria a cerca de 6.8 millones de estadounidenses que actualmente no poseen estudios superiores. Ése es un incremento enorme, casi de la misma magnitud que la población con título universitario graduada desde 1979.

Todos estarían mejor, no sólo esos afortunados. Los ingresos anuales del primer cuartil, que se refiere a los estadounidenses que ganan menos que los otros tres cuartos del resto de la población, se incrementarían 43 por ciento. Los ingresos medios que gana un trabajador típico se incrementarían 9%, más o menos 3,020 dólares por año.

Sin embargo, estas mejoras son pequeñas comparadas con el nivel general de desigualdad en la economía. Una medida común de la disparidad entre ricos y pobres, el llamado coeficiente de Gini, sólo se reduciría tenuemente, de 0.57 en el 2013 a 0.55. Este índice estaba en 0.43 en 1979.

Puede pensar que agregar millones de títulos universitarios podría reconfigurar dramáticamente la economía de EU. No obstante, las ganancias de la gente con grados universitarios se han reducido desde el cambio de milenio.

"Estoy completamente en favor de mejorar la educación. Pero sugerir que mejorar la educación solucionará la desigualdad creo que es una evasión .

Larry Summers, ex secretario del Tesoro de EU.

Mientras tanto, los salarios de los trabajadores con las remuneraciones más altas, como los ejecutivos de corporativos, siguen creciendo. Con estas tendencias, incluso esfuerzos heroicos para mejorar la educación no pueden lograr mucho.

Es importante notar que Hershbein, Kearney y Summers no tratan de ofrecer una explicación clara sobre cómo llevar a tanta gente a la universidad.

Hablar acerca de niveles de ingreso económico en abstracto, sin considerar políticas específicas, puede a veces hacer que los comentaristas se extravíen. David Brooks tuvo esta equivocación en una reciente columna sobre Hillary Rodham Clinton, la ex secretaria de Estado y posible candidata presidencial por el Partido Demócrata. Citando al economista David Autor, Brooks argumentó que la educación era más importante contra la desigualdad que enfrentar la concentración general de riqueza:

Si pudiéramos mágicamente confiscar y redistribuir, por arriba del promedio, las ganancias que ha generado el 1% más rico desde 1979, eso podría producir 7,000 dólares más para cada hogar por año para el restante 99% de la población. Pero si pudiéramos cerrar la brecha para que la gente con educación preparatoria tuviera las habilidades de los universitarios, eso aumentaría el ingreso de los hogares en 28,000 dólares cada año .

El problema, por supuesto, es que para cerrar la brecha entre aquellos con grados universitarios y los graduados de preparatoria se necesitaría la misma cantidad de magia. Si eso fuera posible, probablemente se requerirían políticas redistributivas que redujeran la desigualdad de todos modos. Ampliar el programa de becas Pell sería una aproximación. Otra sería rediseñar las deducciones fiscales para ahorros universitarios y así alentar a los padres pobres a enviar a sus hijos a la universidad, en vez de beneficiar a las clases media y alta, cuyas familias envían a sus hijos a estudios superiores de cualquier modo.

Ésta es una idea que propuso la administración de Obama y luego rápidamente la abandonó a comienzos de este año como respuesta a las intensas críticas. Este episodio sólo demuestra que el tipo de políticas redistributivas que tal vez tengan oportunidad de ayudar a más gente a ir a la universidad van a ser políticamente sensibles, ya sea que los políticos las describan como una reforma educativa o una manera de enfrentar la desigualdad en el ingreso.

Hershbein, Kearney y Summers argumentan que asegurar que los pobres y menos educados tengan oportunidades de encontrar trabajo que pague bien es una meta valiosa, pero la gente no debería confundir esto con el más amplio objetivo de lograr una distribución de la riqueza más equitativa.

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