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La emoción borra la frontera entre las Coreas
Decenas de surcoreanos son trasladados al país de Kim Jong-un para reencontrarse con familiares que no han visto desde la guerra del siglo pasado.
Seúl. Decenas de ancianos surcoreanos cruzaron la militarizada frontera con Corea del Norte el lunes para participar en emotivos reencuentros con familiares de los que se separaron durante la guerra.
El evento de una semana, organizado en el balneario norcoreano de Diamond Mountain, coincide con el intento de las dos naciones rivales de impulsar los esfuerzos de reconciliación en medio de una ofensiva diplomática que busca resolver el enfrentamiento derivado del programa de armas nucleares de Pyongyang, con las que podría atacar el territorio continental de Estados Unidos.
Las reuniones temporales son muy emotivas, ya que la mayoría de los participantes son ancianos que desean ver a sus parientes una vez más antes de morir. La mayoría de las familias se separaron durante la Guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un alto el fuego, no un armisticio, y dejó a las dos naciones técnicamente en estado de guerra.
Los autobuses que trasladaban a unos 90 ancianos y a sus familiares siguieron su camino hacia Diamond Mountain tras cruzar la frontera. Antes en la mañana, los surcoreanos, algunos en sillas de ruedas y otros ayudados por trabajadores de la Cruz Roja, se bajaron de los vehículos para entrar en la oficina de inmigración surcoreana en la localidad fronteriza oriental de Goseong.
Los reencuentros familiares se prolongarán durante tres días. El viernes se celebrará otra ronda de reuniones en la que participarán más de 300 surcoreanos, según el Ministerio de Unificación de Seúl.
Casi 20,000 personas han participado en los 20 encuentros celebrados desde el 2000. Otras 3,700 intercambiaron mensajes en video con sus familiares norcoreanos durante un breve programa de comunicación entre el 2005 y el 2007. Ninguno de ellos tuvo una segunda oportunidad para verse.
Muchos de los surcoreanos que participan en la iniciativa son refugiados de guerra nacidos en Corea del Norte que verán a sus hermanos menores o a sus sobrinos, muchos de los cuales rondan ahora los 70 años.