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Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, se reúne por primera vez con los dirigentes de la Unión Europea
El viaje de la líder soberanista, de 45 años, que prometió ante todo defender los intereses italianos, es seguido con atención y preocupación por los posibles choques que podrían surgir entre su gobierno y las autoridades europeas.
La ultraderechista primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, se reúne por primera vez este jueves en Bruselas con los líderes de la Unión Europea, una cita delicada que estará dominada por la crisis energética.
"Italia llega con voz fuerte a Europa: estamos listos para abordar los grandes problemas, empezando por la crisis energética y trabajar por una solución rápida y eficaz de manera de apoyar a las familias y a las empresas y acabar con la especulación", escribió este jueves Meloni en Twitter.
El viaje de la líder soberanista, de 45 años, que prometió ante todo defender los intereses italianos, es seguido con atención y preocupación por los posibles choques que podrían surgir entre su gobierno y las autoridades europeas.
"Bruselas no debe entrometerse con lo que Roma puede hacer mejor", sostiene Meloni en un libro de entrevistas que saldrá el viernes, en el que critica a la UE por "ocuparse más de las cosas pequeñas y estar ausente de los grandes temas".
Durante su primer viaje al extranjero desde que asumió al cargo se reunirá con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la jefa del parlamento europeo, Roberta Metsola.
El cara a cara con von der Leyen fue precedido por unas controvertidas declaraciones en las que la presidenta de la Comisión europea advertía a los italianos de que según cómo votaran, la UE tenía medios para corregirlo, lo que fue tildado de una grave injerencia en la campaña electoral.
La primera mujer que llega a la jefatura de Gobierno en Italia, que lidera el ejecutivo más derechista de la posguerra, no va a cambiar las líneas maestras de la política exterior italiana, según el politólogo Lorenzo Codogno.
"Meloni es una mujer pragmática y quiere ser percibida como una líder moderada", explicó el experto a la AFP.
Al mando de uno de los países fundadores de la UE y de la tercera economía de la zona euro, Meloni va a insistir en la urgencia de tomar medidas conjuntas para reducir los precios de la energía, una lucha iniciada por su predecesor Mario Draghi.
Continuidad con Draghi
"Las discusiones se centrarán en la energía (...) el problema más apremiante a medida que se acerca el invierno", afirmó Codogno, quien considera que el gobierno ultraderechista garantizará la continuidad con la línea de Draghi.
El ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) apoya soluciones colectivas y no individuales, como ha hecho Alemania, algo muy criticado por sus aliados.
Los líderes europeos van a aprovechar la ocasión para "comprender mejor las intenciones de Meloni", estimó Sébastien Maillard, director del Instituto Jacques Delors, en una charla con la AFP.
"Más allá de los mensajes tranquilizadores" sobre los pilares de la política exterior, como su permanencia en el bloque occidental, las relaciones con la OTAN y su distanciamiento del fascismo, "resulta poco claro lo que quiere hacer", sostiene.
La gestión de los fondos europeos para la recuperación de la pospandemia, del que Italia es el principal beneficiario con alrededor de 200.000 millones de euros (194.000 millones de dólares), no debería suscitar enfrentamientos, aún si Meloni espera obtener algunos "ajustes" por el aumento de los precios de la energía.
La batalla contra la migración
El tema de migración y del Mediterráneo será seguramente el más difícil de abordar con la UE.
Impedir la llegada de inmigrantes a las costas italianas ha sido la bandera de los partidos populistas de derechas y de la extrema derecha, como la Liga y Hermanos de Italia, hoy al poder, para sacar rédito político.
El viaje de Meloni coincide con la primera crisis migratoria de su gobierno debido a que Matteo Piantedosi, nuevo ministro del Interior, anunció en una entrevista que no está dispuesto a salvar a las más de 1.000 personas que se encuentran en barcos humanitarios en el Mediterráneo y que esperan un puerto seguro donde poder desembarcar desde hace días.
"No podemos encargarnos de los migrantes recogidos en el mar por naves extranjeras que operan sistemáticamente sin la preventiva coordinación con las autoridades", dijo.