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Geopolítica

Lectura 9:00 min

La tardanza en el conteo destapa teoría conspiratoria

El presidente Trump, atrapado por las cifras que no lo favorecen, insiste en el fraude.

Varias cadenas de televisión eligen no transmitir  mensaje del mandatario sobre posibles trampas.

Presidential election

Presidential electionAFP or licensors, AFP

El tiempo real demanda algo más que información al segundo.

Estados Unidos ha parado el reloj 48 horas y, frente al vacío de información, en las redes sociales se propagan escenarios alternativos para sedar las ansias que no sólo los estadounidenses tienen por levantar el brazo al ganador de las elecciones presidenciales, también medio planeta se encuentra entre ansioso y estresado.

En comunicación los espacios existen para ser llenados. Trump no desaprovechó la oportunidad para salir en la media tarde de ayer 5 de noviembre, y lanzar una frase temeraria jamás escuchada en voz de un presidente de Estados Unidos alrededor de los comicios presidenciales: “Si cuentan los votos legales, gano fácilmente. Si cuentan los votos ilegales, pueden intentar robarnos la elección”.

Para fracturar la confianza en el sistema político no se necesitan más de 17 palabras en voz de un presidente de Estados Unidos. El país que cultiva la confianza en el terreno cultural, según Francis Fukuyama, el académico que escribió El fin de la historia y Trust, entre otros libros, nunca había presenciado un espectáculo decadente desde la Casa Blanca.

En el apagón del reloj electoral, desde el ángulo mediático, han ocurrido sucesos que tendrán que ser analizados a profundidad durante los próximos meses.

Steve Bannon, uno de los arquitectos del cerebro político de Donald Trump, ayer 5 de noviembre, decidió declarar frente a sus redes sociales que Anthony Stephen Fauci, el López-Gatell del gobierno de Estados Unidos, tendría que ser decapitado.

“Yo regresaría a los tiempos de la Inglaterra de los Tudor. Pondría las cabezas en picas, las pondría en las esquinas de la Casa Blanca como advertencia para los burócratas federales”, dijo el exasesor del presidente Trump en su podcast “War Room”.

Twitter y YouTube reaccionaron de manera inmediata eliminando el mensaje. La empresa de Jack Dorsey fue más lejos y le eliminó la cuenta al creador de la guerra cultural que emprendió Donald Trump para ganar las elecciones en 2016.

Los más de 173 mil seguidores de Bannon se quedaron desconectados de sus mensajes furiosos. “Twitter suspende la cuenta @WarRoomPandemic por haber violado el reglamento de Twitter”, aparecía en el timeline.

Las últimas 48 horas se asemejan a los intermedios que existían en los cines entre la exhibición de comerciales y la película. La gente salía a la tienda a comprar palomitas, gaznates y refrescos. En el intermedio electoral, varios grupos que apoyan a Trump han tratado de utilizar la plataforma de Facebook para desorientar a la población. El grupo “Detengan el Robo” (de votos) había alcanzado casi 350,000 miembros ayer 5 de noviembre, por la tarde, antes de que los editores de inteligencia artificial detectaran anomalías en el crecimiento de seguidores.

Facebook decidió bajar la cortina de la página. “En línea con las medidas excepcionales que estamos tomando durante este período de mayor tensión, hemos eliminado el grupo ‘Stop the Steal’ que estaba creando eventos en el mundo real”.

“El grupo se organizó en torno a la deslegitimación del proceso electoral, y advertimos preocupantes llamados a la violencia por parte de algunos miembros del grupo”, añadió.

El grupo pedía salir a la calle para proteger lo que llamaba la “integridad” del voto y alentaba las donaciones para enviar a partidarios a estados clave como Georgia y Pensilvania.

De la mentira virtual se puede pasar al mundo real a través de la rebelión. La Matrix a tan solo un clic.

Algunos de los comentarios decían que el país estaba “al borde de una guerra civil” y preguntaban cómo “derrocar al gobierno”, según publicó The Washington Post.

Imposible olvidar el grito de guerra del presidente el miércoles por la mañana: ¡Dejen de contar (los votos)!”

La censura

En favor de Trump, los comportamientos de las principales cadenas de televisión también tendrán que analizar en el futuro lo ocurrido la tarde de ayer 5 de noviembre. Las 17 palabras temerarias de Trump sobre lo que para él es un fraude, fueron maquiladas por editores de noticieros: con silencio o interrupciones.

NBC News y ABC News interrumpieron la transmisión que finalmente acabó no siendo una rueda una rueda de prensa como se había informado previamente, ya que el presidente abandonó la sala sin contestar preguntas de los periodistas.

Las posturas de las cadenas de televisión frente a este escenario tendrían que sustentarse en códigos deontológicos, donde se exprese que el presidente es una agente social censurable, algo que difícilmente se podría creer.

¿Los medios han reaccionado después de que el presidente ha expresado más de 20,000 mentiras en cuatro años? La posverdad se ha asentado en el planeta. Se trata del principal legado del presidente Trump. Sin embargo, algunos medios de comunicación estadounidenses sean convertido en la descripción que Trump hizo de ellos al inicio de su gobierno.

Una guerra civil disfrazada de eufemismos recorre las redes sociales desde hace tiempo. No hemos querido reconocerla. Se le llama “polarización”, pero en realidad es una guerra vehiculizada por el odio.

Facebook le abrió la puerta al odio de Steve Bannon hace cuatro años, ahora el entorno es distinto. El silencio también es un arma.

La posverdad se escapado del mundo virtual. Ya no se distinguen las verdades de las mentiras.

Clases de Geografía

Ayer, las variaciones del conteo de votos en Georgia, Pensilvania y Arizona provocaran que los ciudadanos se llevaran las manos a la cabeza.

La ventaja de Trump sobre Biden a la media noche, era de tan solo 1,709 votos en Georgia. Se llevaba contabilizado el 98% de los votos y cada candidato tenía en sus manos 49.4% de ellos.

En Pensilvania era de 22,576 votos con el 95% escrutado. También Trump llevaba ventaja. En Nevada, Biden tenía 11,438 votos más que Trump.

En las últimas 48 horas, lo que ha durado el intermedio, el mundo ha asistido de manera voluntaria a clases de geografía de Estados Unidos. Las herramientas de big data permiten conocer los movimientos por condado.

El 2020 ha dejado muchas lecciones. También las clases de medicina han sido necesarias para prevenir los contagios del Covid-19. Clases de historia para incluir a Trump en la lista de personajes que no reconocen sus derrotas electorales.

No sabemos cuánto va a durar el Covid-19 sin vacuna. Tampoco sabemos cuánto tiempo va a durar el intermedio electoral.

Sabemos que Trump habla de fraude. Insólito.

¿Fraude?

Republicanos comienzan a tomar distancia del presidente

Washington. Se tardaron un par de días, pero ayer 5 de noviembre, rompieron el silencio. No todos los republicanos apoyan la teoría del fraude que propaga el presidente Trump.

El senador Marco Rubio, un republicano de Florida que habló en un reciente mitin de campaña de Trump, tuiteó diciendo que si un candidato cree que “un estado está violando las leyes electorales, tiene derecho a impugnarlo en los tribunales y presentar pruebas que respalden sus afirmaciones.

“Tomarse días para contar los votos emitidos legalmente NO es un fraude. Y las impugnaciones judiciales de los votos emitidos después de la fecha límite legal de votación NO es una supresión”, escribió Rubio.

El ex gobernador republicano Chris Christie puntualizó que hay que dejar que el proceso se desarrolle antes de juzgarlo como defectuoso. “No es el tipo de decisión que esperaría de alguien que ocupa el puesto que ocupa (Donald Trump)”.

Por su parte, el gobernador republicano de Maryland, Larry Hogan, manifestó: “No hay defensa para los comentarios del presidente esta noche que socavan nuestro proceso demócrata. Estados Unidos está contando los votos y debemos respetar los resultados como siempre lo hemos hecho”.

Mientras que el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, un aliado de Trump que ganó la reelección el martes en Kentucky, precisó: “Afirmar que ganó la elección es diferente a terminar el conteo; la decisión de los estados sobre cómo llevar la elección no es asunto del gobierno federal”, indicó. (Con información de AFP)

Nueva época

Cadenas de TV censuran mensaje sobre “fraude”

Washington. Varias cadenas de televisión estadounidenses interrumpieron la tarde de ayer 5 de noviembre, la transmisión de un discurso del presidente Donald Trump por considerar que su contenido propiciaba la desinformación.

Mientras continúa el escrutinio de los comicios del martes, Trump decía desde la Casa Blanca que ganaría “fácilmente” si se contaran “los votos legales”, pero que si se incluían los “votos ilegales” , los demócratas podrían “intentar robarnos las elecciones”.

En ese momento y muy rápidamente, el canal MSNBC cesó su transmisión en vivo.

“Bueno, aquí estamos nuevamente en la posición inusual de (tener que) no solo interrumpir al presidente de Estados Unidos, sino también corregir al presidente de Estados Unidos”, espetó el presentador, Brian Williams.

NBC News y ABC News también interrumpieron la transmisión que finalmente acabó no siendo una rueda una rueda de prensa, ya que el presidente abandonó el escritorio sin contestar preguntas de los periodistas.

CNN -que ya tuvo varios entredichos con Trump- emitió totalmente la declaración en vivo, pero su presentador Jake Tapper criticó al mandatario

“¡Qué noche más triste para Estados Unidos de América ver a su presidente (...) acusar falsamente a la gente de intentar robarse las elecciones¡”, señaló Tapper.

Desde hace semanas Twitter tomó la decisión de anteponer a algunos tuits de Trump una leyenda que advierte la posibilidad de encontrar información engañosa en sus mensajes. (Con información de AFP)

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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