Buscar
Geopolítica

Lectura 5:00 min

Políticas severas de EU no amedrentan a migrantes

Sus muñecas aún están rojas por la presión de las esposas. Al trigésimo sexto día de su viaje se baja de un avión justo en el mismo lugar donde lo comenzó, Honduras.

San Pedro Sula. Sus muñecas aún están rojas por la presión de las esposas. Al trigésimo sexto día de su viaje se baja de un avión justo en el mismo lugar donde lo comenzó, Honduras.

Los 4,000 dólares que Diana Aguilar le pagó a su pollero le permiten dos oportunidades más para tratar de entrar ilegalmente a Estados Unidos, pero para ella, una deportación es suficiente.

Esta es mi primera y última vez , afirmó la joven de 23 años. Esta fue una experiencia terrible , concluyó.

El gobierno del presidente de EU, Barack Obama, ha acelerado las deportaciones de migrantes centroamericanos, niños incluidos, con el fin de disuadir a gente, como Aguilar, de tratar de entrar ilegalmente a ese país. Durante el último año, el número de migrantes que cruzan hacia el sur de Texas, en particular los sin acompañante, ha aumentado considerablemente.

En las últimas dos semanas, EU ha enviado a dos aviones a San Pedro Sula llenos de mujeres y niños deportados. Y el número de deportaciones de adultos hacia Honduras que ronda actualmente en poco menos de 23,000 se perfila a superar el total de expatriaciones registradas el año pasado, según el Centro de Atención al Migrante, un grupo sin fines de lucro que ayuda a los deportados que llegan a los aeropuertos. México, que tiene la posibilidad de deportar a los centroamericanos en autobuses, ha enviado a un número considerablemente más alto de niños de vuelta a sus países de origen.

En las últimas semanas, la atención puesta en la crisis migratoria parece haber cambiado la percepción entre muchos, quienes aspiran a llegar a EU, sobre cómo serán tratados una vez que lleguen. A principios de este año, los rumores acerca de que mujeres y niños provenientes de Centroamérica tendrían amnistía si llegaban a territorio estadounidense, generaron una salida masiva de familias.

No obstante, la aplicación más estricta de la ley y los comentarios hechos por funcionarios de la administración de Obama, acerca de que los niños serían deportados parece haber disipado esa noción. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos ha despachado 10 vuelos abarrotados con gente por semana a Guatemala, Honduras y El Salvador, y ha reducido el tiempo para procesar las deportaciones. El gobierno de Obama también está considerando un plan para que los hondureños soliciten el estatus de refugiado desde su país, donde la violencia del crimen organizado ha causado estragos.

Cuando los deportados aterrizan en el aeropuerto de San Pedro Sula, se les da una bolsa con artículos de aseo personal, alimentos básicos como arroz, frijoles y café, y dinero para que tomen un autobús a sus pueblos de origen.

Algunos de ellos aseguran que las nuevas dificultades que implica llegar a EU no van a disuadirlos de intentarlo nuevamente.

Creo que la mayoría de la gente va a intentarlo de nuevo , expuso Jorge Vázquez, un albañil de Tegucigalpa que fue deportado de Texas esta semana. Porque cuando uno tiene hijos, uno debe de hacer lo posible para sacarlos adelante. Yo me voy a esperar y voy a ahorrar y, tan pronto tenga dinero, me voy a ir de nuevo , aseguró.

Otros, como Aguilar, afirman que no pueden soportar otro intento fallido. Ella salió de Honduras el mes pasado, en un autobús junto a un grupo de otros 45 inmigrantes, porque no podía encontrar trabajo en su ciudad natal. Dos de sus hermanos, a quienes no ha visto desde hace ocho años, viven en Baltimore, dijo, y le ayudaron con el dinero para el pollero.

Durante el trayecto indicó cada pasajero tuvo que pagar 100 pesos a la policía mexicana para que dejaran pasar el autobús. El pollero organizó otros pagos que serían entregados a los cárteles, como Los Zetas, cuando pasaran por su territorio. Dos veces al día comían comidas sencillas, como huevos con tortillas, y en su trayecto dormían en el piso de casas de seguridad llamadas bodegas .

Su grupo se dividió en Reynosa, Tamaulipas, ciudad que hace frontera con McAllen, Texas, donde la mayoría de la reciente ola de migrantes ha cruzado. Después de dos días, Aguilar comentó que cruzó el río en una lancha y llegó a una casa de seguridad en McAllen; sin embargo, fue detenida en un puesto de control migratorio al tratar de salir de la ciudad.

Aguilar platica que permaneció en custodia estadounidense durante cerca de ocho días y fue transportada a varios centros de detención. A veces, esposada de muñecas, tobillos y cintura.

Te tratan como si fueras un asesino , afirmó. Aún así: La gente siempre va a buscar una manera de volver; yo, no , aseguró.

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete