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Prostitutas, trajes y licores; corrupción en la Marina
Una docena de oficiales aceptaron sobornos del contratista extranjero Leonard Glenn.
Como buque insignia de la Séptima Flota de la Marina, el USS Blue Ridge juega un papel crítico en la seguridad nacional al supervisar todas las operaciones marítimas de Estados Unidos en Asia y el Pacífico occidental. El venerable buque de guerra es el segundo de servicio activo más antiguo de la Armada y ha sobrevivido a la Guerra de Vietnam y a la Guerra Fría.
Pero existe una amenaza extranjera contra la cual Blue Ridge demostró ser indefenso durante muchos años: un hombre conocido como Fat Leonard por su estatura de 6 pies y 3 pulgadas y su peso de 350 libras.
En un caso que se clasifica como el peor escándalo de corrupción en la historia de la Marina, el Departamento de Justicia acusó a 15 oficiales y un marinero que sirvió en Blue Ridge de aceptar sobornos o mentir sobre sus vínculos con Leonard Glenn Francis, un magnate que radica en Singapur y que es propietario de Glenn Defence Marine Asia.
Durante una década, Francis conocido como Fat Leonard, relizó sobornos a cambio de negocios con la Armada de Estados Unidos y su compañía, según un comunicado de la oficina del fiscal de Estados Unidos en San Diego, California.
Entre el 2006 y el 2013, Francis repartió regalos ilícitos, organizó fiestas y patrocinó encuentros sexuales para el personal de Blue Ridge en al menos 45 ocasiones, de acuerdo con registros judiciales federales y documentos de la Marina.
Los oficiales abordo del Blue Ridge consumieron o embolsaron alrededor de 1 millón de dólares en comidas gourmet, licores, dinero en efectivo, vacaciones, boletos de avión, trajes a la medida, cigarros cubanos, relojes de lujo, bolsos de diseño, muebles antiguos y entradas para conciertos, y se deleitaron mediante los servicios de varias prostitutas, de acuerdo con los documentos.
Los oficiales abordo del Blue Ridge tuvieron la influencia para intervenir en nombre de la compañía de Francis porque ellos manejaban operaciones, logística e inteligencia para toda la Séptima Flota. De suma importancia para Francis, era el acceso de los oficiales a los itinerarios clasificados de todos los barcos y submarinos estadounidenses que transitaban por la región.