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Reino Unido se sumerge en la inestabilidad
Con sólo 45 días en Downing Street antes de dimitir, la premier británica Liz Truss se va por generar desconfianza.

Londres. La primera ministra británica, la conservadora Liz Truss, anunció el día de ayer 20 de octubre, su dimisión apenas seis semanas después de llegar al poder, acorralada por sus propias filas, y su formación deberá escoger a un nuevo líder la semana que viene.
"Dada la situación, no puedo cumplir con el mandato para el cual fui elegida por el Partido Conservador", declaró Truss, de 47 años, que se convirtió en la jefa del gobierno británico que menos tiempo pasó al mando del ejecutivo.
Un nuevo proceso de votación interna de los conservadores se organizará rápidamente, de aquí al 28 de octubre, en un contexto de grave crisis económica y con una inflación de 10.1% en septiembre, la más alta en 40 años.
Según el dispositivo revelado por el partido, tres diputados conservadores, como máximo, podrán presentarse como candidatos oficiales a sucederla y necesitarán tener al menos 100 apoyos (de los 357 representantes conservadores).
El anuncio de la dimisión se produjo tan solo unos momentos después de que su portavoz asegurara que la mandataria no tenía previsto dejar el cargo y que seguía trabajando con el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, para presentar un plan económico.
Sin embargo, Truss se reunió a media mañana con el diputado que encabeza el poderoso Comité 1922, encargado de la organización interna del Partido Conservador, y por ende, de un posible procedimiento de sucesión.
La primera ministra se enfrentaba a la rebelión entre sus filas y desde el miércoles, más de una decena de diputados conservadores habían pedido su renuncia.
"Liz Truss debe irse lo más pronto posible", sentenció en una tribuna del Daily Telegraph David Frost, que le había brindado un fuerte apoyo.
Sin popularidad
La popularidad de Truss cayó en picada después de que diera un giro radical y abandonara su paquete de medidas económicas, que incluía recortes de impuestos masivos y un colosal apoyo a las facturas energéticas, dos cuestiones que hicieron temer un descalabro en las cuentas públicas.
El miércoles, Truss sufrió un nuevo revés con la dimisión de su ministra de Interior, Suella Bravermam. Su renuncia se sumó a la destitución, el 14 de octubre, del entonces ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng.
El jefe de la oposición laborista, Keir Starmer, pidió la celebración inmediata de elecciones generales anticipadas, sin esperar el fin de la legislatura a finales de 2024 o inicios de 2025.