Lectura 4:00 min
Relación sentimental inapropiada pone contra las cuerdas al presidente del BID, Mauricio Claver-Carone
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo sostuvo una relación amorosa con la jefa de Personal del organismo, Jessica Bedoya. Esta relación propició gastos en exceso y sirvió para que la jefa de Personal obtuviera un nuevo status laboral en el BID que incluyó un incremento de salario de 285 mil a 450 mil dólares anuales. Una vez que comenzó la investigación, ambos declinaron facilitar documentos clave y ordenaron el despido de algunos empleados que colaboraron con el grupo de investigadores.
Un romance inapropiado en la oficina ha puesto contra las cuerdas al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone. El funcionario nominado por el entonces presidente Donald Trump en junio de 2020 habría incurrido en conflictos de interés que significaron gastos de viaje excesivos y otorgaron ventajas laborales a Jessica Bedoya, jefa de Personal del banco. Una vez que la investigación comenzó, en mayo de 2022, Claver-Carone y Jessica Bedoya se rehusaron a cooperar con el despacho Davis Polk and Warwell LLP. No entregaron sus teléfonos celulares ni colaboraron en pruebas grafológicas. Al parecer tomaron represalias contra empleados del BID que estuvieron en contacto con el despacho David Polk. Estas represalias incluyeron el despido.
El informe de la investigación ha empezado a circular desde el lunes 19 de septiembre. Son 21 páginas y El Economista cuenta con una copia del mismo. “De acuerdo con estas pruebas, se puede concluir razonablemente que el Sr. Claver- Carone violó ciertas políticas que le eran aplicables como presidente del Banco”, refiere el informe. La investigación comenzó con una denuncia anónima presentada el 29 de marzo de 2022. Semanas después del Consejo Ejecutivo de Directores del Banco ordenó una investigación independiente, con la finalidad de aclarar si la verosimilitud de lo que señalaba la denuncia y, de ese modo, poder determinar si esta relación implicaba un conflicto de interés, definido como una situación en la que los intereses personales podrían entrar en conflicto con los intereses del Banco.
La investigación incluyó entrevistas con 50 personas y la revisión de 30 mil documentos. Entre ellos, están algunos proporcionados por el ex esposo de Jessica Bedoya. Él presentó una demanda de divorcio y alegó que su ex esposa había entablado una relación romántica con Mauricio Claver-Carone. Una de las pruebas que presentó fue una fotografía de un papel donde se definía un acuerdo que implicaba una hoja de ruta para que Claver-Carone y Bedoya se divorciaran. Una de las cosas relevantes de la información proporcionada por el ex marido de Bedoya es que la relación sentimental comenzó antes de que ambos entraran a trabajar en el Banco. Ellos ocultaron esa relación al personal del BID encargado de supervisar el cumplimiento por parte de los funcionarios de la institución.
El BID es la mayor institución multinacional de financiamiento para el desarrollo de América Latina. En su Código de Ética y Conducta Profesional establece que los empleados "no pueden participar en ninguna decisión relacionada con el empleo que concierna a una persona con la que tengan una relación íntima, incluyendo la asignación de funciones, la evaluación del rendimiento, la concesión de una remuneración por méritos y cualquier otra acción inherente a la relación laboral". La investigación descubrió que Claver-Carone tomó medidas para beneficiar a la carrera de la señora Bedoya en el banco. En particular, entre otras cosas, aprobó dos aumentos de sueldo en menos de un año. El contrato de trabajo original de Bedoya, fechado el 23 de septiembre de 2020, establecía un salario neto anual de 287,000 dólares. A los pocos días de incorporarse al Banco, Claver-Carone solicitó y aprobó un aumento salarial. El 1 de octubre de 2020, Claver-Carone solicitó aumentar el salario neto de Bedoya en torno a un 20%, hasta los 350,000 dólares, que posteriormente firmó un par de días después. Unos meses más adelante, se hizo una nueva propuesta para incrementar el sueldo hasta 450 mil dólares anuales.
Durante la investigación, más de diez empleados del Banco expresaron su miedo a las represalias por participar en la investigación y, en varios casos, parecía que los entrevistados no estaban siendo totalmente transparentes y estaban reteniendo información debido a estos temores expresados a las represalias.
Las indagatorias revelaron que dos empleados de alto nivel recibieron instrucciones de Bedoya o de empleados que dependen de ella para despedir o reasignar a cuatro empleados del Banco.
Por otra parte, en al menos 15 ocasiones durante un periodo de aproximadamente 13 meses, Claver-Carone y Bedoya se alojaron en hoteles y utilizaron automóviles cuyas tarifas superaban los límites máximos del Banco y no entraban en las excepciones previstas en la Política de Viajes de Negocios. Estas desviaciones supusieron unos costos adicionales de más de 125,000 dólares.
Las pruebas recabadas por Davis Polk apoyan la conclusión de que el señor Claver-Carone violó con regularidad las políticas del Banco. “No está claro si el Sr. Claver-Carone sabía que estaba violando dichas políticas o tenía la intención de hacerlo”.
kg