Buscar
Geopolítica

Lectura 3:00 min

Rusia utiliza por primera vez misiles hipersónicos para atacar Ucrania

El ejército ruso afirmó el sábado que usó misiles hipersónicos en Ucrania, un recurso que al parecer no había utilizado aún en este conflicto y que, según el presidente ruso Vladimir Putin, forma parte de un armamento "invencible".

Foto: Reuters

Foto: Reuters

El ejército ruso afirmó el sábado que usó misiles hipersónicos en Ucrania, un recurso que al parecer no había utilizado aún en este conflicto y que, según el presidente ruso Vladimir Putin, forma parte de un armamento "invencible".

"El 18 de marzo, el complejo aeronáutico Kinjal, con sus misiles balísticos hipersónicos, destruyó un importante depósito subterráneo de misiles y munición de la aviación ucraniana en la localidad de Deliatin, en la región de Ivano-Frankivsk", anunció el portavoz del ministerio de Defensa, Igor Konashenkov.

Esta región se encuentra a unos 50 km de la frontera con Rumania, país miembro de la OTAN.

Rusia no había informado hasta ahora del uso de este misil balístico en los dos conflictos en los que está involucrado, en Siria y en Ucrania. Sí lo había desplegado en maniobras desde que lo probó de manera exitosa en 2018.

"Es probable que se quisiera usar el Kinjal en condiciones de combate, y es una primicia mundial", dijo a la AFP Vassili Kashin, analista militar y director de un centro de investigación de la Escuela Superior de Economía de Moscú.

Este tipo de misiles desafía a todos los sistemas de defensa antiaérea, según Moscú, porque su velocidad (unos 12,000 km por hora) y su gran capacidad de maniobra lo tornan imposible o muy difícil de interceptar, aunque algunos expertos militares occidentales estiman que Rusia podría haber exagerado las capacidades de este arma aire-suelo.

Destruir y dar miedo 

Los misiles balísticos hipersónicos Kinjal y los de crucero Zircon pertenecen a una familia de nuevas armas desarrolladas por Rusia y que el presidente  Putin califica de "invencibles".

El arma más preciada del ejército es el planeador hipersónico Avangard. Vuela hasta a 33,000 km/h, puede llevar una carga nuclear y cambia de dirección o altura de forma imprevisible, lo cual hace que sea prácticamente imposible de interceptar.

Los Kinjal, palabra rusa que significa "puñal", alcanzaron durante los ensayos de 2018 todos sus objetivos a una distancia de más de 1.000 km, según el ministerio ruso de Defensa.

El objetivo del viernes, un depósito subterráneo, parece ser un blanco indicado para los Kinjal, según Kashin.

"Estas infraestructuras son difíciles de destruir con misiles clásicos. El misil hipersónico tiene una capacidad de penetración y una potencia destructora más importante debido a su alta velocidad", dijo.

Para el experto militar ruso Pavel Felgenhauer, recurrir al Kinjal no da una ventaja estratégica a Rusia en Ucrania, pero el efecto psicológico es claro, ya que Moscú está desplegando una de sus armas más destructivas.

"En el fondo no cambia nada en el campo de batalla, pero está claro que tiene un efecto en la propaganda psicológica, para dar miedo a todo el mundo", dijo.

Moscú desarrolló este tipo de armamento para tener capacidad de sortear los sistemas de defensa, como el escudo antimisiles estadounidense en Europa.

Su uso en Ucrania se produce en un momento en que el ejército ruso, pese a sus anuncios, no parece tener el control del cielo, ya que la defensa ucraniana sigue provocándole pérdidas.

Rusia ha sido el primer país del mundo en desarrollar armamento hipersónico. Otros países han acelerado también sus programas armamentísticos para intentar igualarse con Rusia.

Corea del Norte, por ejemplo, dice que también los desarrolla y los ha probado. Y también China, que sorprendió a los occidentales con un ensayo con un planeador supersónico capaz de desplazarse a unos 6,000 km/h.

"Somos los primeros en desplegar este armamento. Los chinos también lo han hecho hace poco, pero Estados Unidos no tiene este arma por ahora", dijo Kashin.

Temas relacionados

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete