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Geopolítica

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Rusia y Ucrania, amigos de Serbia

La embajadora Tatjana Conić señala la importancia de la comunidad internacional en el diálogo que debe existir.

Entrevista con Tatjana Conić, embajadora de Serbia.

La embajadora de Serbia en México Tatjana Conić subraya que Rusia y Ucrania son naciones amigas y recuerda la guerra de Yugoslavia en la década de los 90 del siglo pasado.

—Es necesario para México y el mundo en general no olvidar lo que ocurrió en su país en 1992. Sobre todo en este momento por lo que ocurre en Ucrania.

En este momento todos pensamos en lo que sin duda es lo más importante: el cese de las hostilidades y del sufrimiento de la población civil de Ucrania. Tanto Rusia como Ucrania siempre han sido países amigos de Serbia. El pueblo serbio percibe a los rusos y a los ucranianos como pueblos hermanos. La pérdida de cada una de las vidas humanas las sentimos como una verdadera tragedia.

Pero, ningún ciudadano de mi país, que sobrevivió los acontecimientos no solo en 1992 sino durante toda le década de los 90, no puede dejar de recordar esa experiencia tan dolorosa.   Serbia siempre ha mantenido una política exterior responsable, pero pagó carísimo su dedicación y defensa de los principios del Derecho Internacional, incluyendo el principio de la inviolabilidad y respeto de la integridad territorial. Por ese empeño, no solamente estuvimos expuestos a las sanciones, sino también a la agresión por parte de los 19 países miembros de la OTAN, sin ninguna autorización previa de la Asamblea General de la ONU o cualquier otro organismo internacional.   Yugoslavia en ese momento era un estado independiente y soberano, con sus fronteras internacionalmente reconocidas, que no atacó ni puso en peligro a ningún país del mundo.

Durante el bombardeo incesante, que duró 78 días entre marzo y junio de 1999, la OTAN lanzó 22,000 toneladas de bombas, incluyendo las de racimo y las que contenían uranio empobrecido, causando miles de víctimas civiles y la destrucción de edificios e infraestructura. Seguimos luchando contra el incremento de los enfermos y de los fallecidos por cáncer, como consecuencia del bombardeo.

La intención de quitarle ilegalmente a Serbia su provincia sureña de Kosovo, la cual representa la cuna de la cultura y la historia de la nación serbia, no tuvo éxito, a pesar de la proclamación unilateral de la independencia de ese territorio en 2008, lo que representa una grave violación del Derecho Internacional y de las resoluciones en vigor del Consejo de Seguridad de la ONU. Seguimos luchando para no permitir esta violación de las normas y principios internacionales y para defender nuestra soberanía e integridad territorial, fundamentándola en los principios básicos del Derecho Internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en vigor, y con el apoyo de los países amigos, entre los cuales México ocupa un lugar destacado.

—¿Qué no debemos olvidar de ese episodio?

Una sola cosa – el diálogo y las conversaciones, igual que el esfuerzo para escucharnos y entendernos, no tienen precio. Y nunca poner en peligro, ni mínimamente, los principios básicos del Derecho Internacional. Incluso si las negociaciones se extienden por años y si en algunos momentos parecen inútiles, jamás lo son. Los años de negociaciones son un precio insignificante para una sola vida humana. Por eso sigue siendo imprescindible intentar que nos entendamos, para conseguir una solución justa. Porque solo una solución justa es también una solución duradera. Si nos adherimos a una solución injusta, el problema surgirá nuevamente, tarde o temprano.

—¿Lo que ocurre en Ucrania se pudo haber evitado?

Es difícil hablar en el contexto de "si hubiera", pero profundamente creemos que cada conflicto se puede evitar con el diálogo, con la disposición de entendernos, igual que con el apego irrestricto a la Carta de las Naciones Unidas y a los principios básicos del Derecho Internacional, como son, por ejemplo, la inviolabilidad de las fronteras, el respeto de la integridad territorial de los estados y abstención de uso de fuerza, cuya violación hemos sentido en nuestra propia piel varias veces durante nuestra historia.

—Los Hubiera no existen. ¿Qué tendría que ocurrir para lograr el cese el fuego, quizá el objetivo número uno en este momento?

Estamos completamente de acuerdo que la prioridad absoluta en este momento es el cese de las hostilidades y de la pérdida de vidas humanas, es decir prestar el apoyo a los que sufren. Es muy importante que se mantenga y apoye el diálogo entre Ucrania y la Federación Rusa, igual que emplear todos los esfuerzos de la comunidad internacional en su totalidad para encontrar una solución negociada.

—¿Considera que el multilateralismo está actuando de manera adecuada para lograr el cese el fuego?

No existe la alternativa al multilateralismo. No tenemos otra opción, sino que fortalecer el multilateralismo, imparcial y justo, en el que los principios del Derecho Internacional son iguales para todos. En el caso del bombardeo de Yugoslavia en 1999, la ONU fue ignorada. En el caso de Kosovo y Metohija, nuestra soberanía, en todo el territorio, incluyendo nuestra provincia sureña, quedo ratificada con la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual desafortunadamente muchos países ignoraron reconociendo la independencia unilateralmente proclamada del autodenominado Kosovo. Por eso, a pesar de poder cuestionar si el multilateralismo funcionó o no, en ciertas ocasiones, indudablemente tenemos que mantener el compromiso con él y seguir fortaleciéndolo.

—¿Occidente dejó de escuchar a Putin hace tiempo?

Es difícil en este momento evaluar las relaciones tan complejas y multidimensionales, como lo son las que hay entre el Occidente y la Federación Rusa, y menos en dónde y cómo podrían haber sido mejores.

Evidentemente, la falta de entendimiento existe. Por eso seguimos sosteniendo que no solo hay que escucharse entre sí, sino también intentar entenderse, a pesar de las diferencias.

—¿Cómo ha logrado cicatrizar las heridas su país luego de lo sucedido en 1992?

Trabajando y construyendo el país, sin duda. Durante las últimas décadas Serbia se esforzó mucho para construir el país, fortalecer su economía y elevar el nivel de la funcionalidad institucional de la mejor manera posible. Serbia es hoy un país con el crecimiento del Producto Interno Bruto de 7.5%, lo que nos convirtió, el año pasado, en el segundo país en Europa, detrás de Irlanda. En la Serbia de hoy se construye sin parar. Estamos actualmente realizando los proyectos de infraestructura de gran envergadura, construyendo, al mismo tiempo, seis autopistas y un ferrocarril internacional. El desempleo bajó, durante los últimos 10 años, alrededor del 24% al 9 por ciento. Mantenemos los lazos comerciales con todo el mundo. Tenemos tratados de libre comercio con el mercado de unos 1,3 mil millones de consumidores. Estamos dedicados a la integración a la Unión Europea, que fortalece adicionalmente nuestra capacidad institucional. Somos uno de los destinos más atractivos para la inversión extranjera – solo en el año anterior, a pesar de la pandemia, hemos logrado atraer 3.9 mil millones de euros de la inversión extranjera directa. Durante 2021, hemos inaugurado 18 fábricas nuevas, que emplearon 11,680 trabajadores con la inversión de 760 millones de euros. En la segunda mitad del año anterior hemos empezado la construcción de 6 fábricas nuevas, que emplearan un poco más de 1,500 trabajadores. Y así en adelante, Serbia seguirá desarrollándose por el bien de sus ciudadanos.

—¿Cómo va la evolución de su solicitud para ingresar a la Unión Europea?

Serbia tiene el estatus de candidato para la membresía en la Unión Europea. Está en marcha el proceso de armonización de nuestro desempeño institucional en todas las áreas, con el sistema comunitario. Cada día que transcurre, acercamos más nuestras capacidades a los estándares más altos de la Unión Europea. De nuestra parte, sin duda continuaremos trabajando fuertemente en este ámbito, lo que sigue siendo una de las prioridades de nuestra política exterior.

—¿Qué puede destacar de la relación entre Serbia y México?

Serbia y México son dos países amigos, que este año están cumpliendo 76 años desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas, caracterizadas por el entendimiento, el respeto y el apoyo mutuos. Desarrollamos la cooperación en todos los ámbitos de mutuo beneficio. En el ámbito del diálogo político, quiero destacar la última visita del Ministro de Asuntos Exteriores, Sr. Nikola Selaković, y de la esposa de Presidente serbio, Tamara Vučić, el año pasado, para asistir a la ceremonia de la celebración de los 200 años de la Independencia de México. Su país, manteniendo el compromiso con los principios fundamentales del Derecho Internacional, apoya firmemente a Serbia en sus empeños de preservar su integridad territorial, no reconociendo la independencia unilateralmente proclamada de Kosovo, nuestra provincia sureña. En el sentido económico, el año anterior hemos alcanzado el incremento del intercambio comercial del 36.5%, considerándolo como un gran éxito. Tenemos cooperación académica muy desarrollada, los contactos entre las ciudades, la cooperación en el ámbito de la cultura, ya que en el año 2020 hemos firmado y ratificado el Acuerdo entre nuestros dos Gobiernos en esa área. La cooperación parlamentaria se encuentra en un nivel muy alto.  Hace poco tuvimos la oportunidad de celebrar la formación del Grupo de Amistad con Serbia en la Cámara de Diputados de México. Estamos enfocados en la presentación de la cultura serbia en México, no solo en la capital, sino en todos los rincones del país.

—¿Cuál es su agenda de trabajo en México?

Continuamos trabajando en el acercamiento de nuestros dos países en todos los ámbitos,  principalmente en la realización de visitas, el fortalecimiento del diálogo, el desarrollo de la cooperación económica, el acercamiento de los jóvenes a través de las becas universitarias, la cultura y el deporte, los contactos permanentes entre dos parlamentos, el fortalecimiento de la cooperación en los ámbitos de la agricultura, el hermanamiento de nuestras ciudades y municipios y especialmente, la revelación de nuestro arte, especialmente de la literatura, al público mexicano, lo que hacemos con gran placer. Con la ya existente buena voluntad, la disposición y la amistad tradicional entre nuestros dos países, los resultados no faltaran.

perla.pineda@eleconomista.mx

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