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Geopolítica

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The Guardian defiende difusión de filtraciones

El editor de The Guardian, Alan Rusbridger, defendió enérgicamente su decisión de publicar una serie de artículos basados en los archivos secretos obtenidos del ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden.

Londres. El editor de The Guardian, Alan Rusbridger, defendió enérgicamente su decisión de publicar una serie de artículos basados en los archivos secretos obtenidos del ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), Edward Snowden, al expresar durante una audiencia de la comisión parlamentaria que el derecho a seguir con la historia va al corazón de la libertad de prensa y la democracia en Gran Bretaña.

Rusbridger también comentó a los legisladores que The Guardián había publicado hasta el momento sólo 1% de los aproximadamente 58,000 archivos entregados por Snowden.

Yo no esperaría que publicaremos una enorme cantidad más , expuso.

La audiencia sobre el manejo de The Guardian de los datos de inteligencia filtrados por Snowden, quien ahora vive en un exilio autoimpuesto en Moscú, llamó la atención de los defensores de la libertad de expresión en ambos lados del Atlántico. Rusbridger enfrentó más de una hora de interrogatorio del Comité selecto de Asuntos Internos sobre la lucha contra el terrorismo del Parlamento.

Junto con The Washington Post, The Guardian -un medio de comunicación con sede en Londres, con una tirada de impresión apenas menor a los 200,000 ejemplares, pero con lectores en línea que llegan a los millones- fue el primero en publicar informes basados en las fugas de Snowden.

En respuesta, las autoridades británicas han actuado más agresivamente que los funcionarios en EU o Europa, al lanzar lo que Rusbridger y los defensores internacionales de libertad de expresión han denunciado como una campaña de intimidación en contra del periódico.

Las medidas adoptadas hasta ahora incluyen la destrucción obligatoria de los datos entregados por Snowden en la sede londinense de The Guardian, denuncias públicas del primer ministro David Cameron, así como la decisión de convocar a Rusbridger para ser interrogado este martes.

Durante la audiencia, un grupo de políticos de izquierda parecieron animar al editor por arrojar luz sobre los extremos en los que han incurrido las agencias de inteligencia estadounidenses y británicas en sus esfuerzos por recolectar información.

Pero otros, en particular los conservadores, condenaron la decisión de publicar la información e increparon a Rusbridger acerca de si había violado personalmente la ley británica.

Marcos Reckless, un conservador, cuestionó a Rusbridger en repetidas ocasiones sobre la decisión del periódico de compartir su tesoro de archivos de Snowden -incluidos documentos que contienen los nombres de los agentes de inteligencia británicos- con el New York Times.

Reckless afirmó que la decisión parecía violar las leyes antiterroristas británicas.

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