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Geopolítica

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Tratando de salvar vidas entre la narcoviolencia

El médico José Luis Guerrero atendía a un paciente cuando entró corriendo al hospital un joven, horrorizado y cubierto de sangre, gritando que unos sicarios lo perseguían.

Zapopan, Jalisco. El médico José Luis Guerrero atendía a un paciente cuando entró corriendo al hospital un joven, horrorizado y cubierto de sangre, gritando que unos sicarios lo perseguían.

Minutos después, el fuego de metralla roció las paredes, dos recepcionistas se desmayaron, una granada explotó en la sala de cuidados intensivos dispersando vidrios junto a una joven de 14 años herida en un accidente. Los pacientes corrían buscando donde esconderse.

Es el tipo de emergencia médica que causa pánico entre doctores y enfermeras en México, conforme la violencia del narcotráfico desgarra la red de seguridad social, cierra clínicas, genera zonas impenetrables para las ambulancias y obliga al personal médico a huir al norte de la frontera.

Rogamos no toparnos con este tipo de pacientes, pero es inevitable , dijo el doctor Guerrero, traumatólogo de 32 años y director del Hospital Arboledas en este suburbio de Guadalajara. El joven del relato era perseguido por dos camiones llenos de sicarios porque salía con la novia de un traficante, según la policía. De alguna forma sobrevivió al ataque.

Con alarmante frecuencia, la violencia del narco ha llegado a clínicas y hospitales en todo México, penetra las salas de emergencia y ejecuta a sus enemigos en la mesa de operación, secuestra ambulancias exigiendo a los paramédicos que salven las vidas de sicarios heridos.

Estos ataques no son reportados por los médicos por miedo a las venganzas de los traficantes , dijo el exsenador y exgobernador zacatecano Ricardo Monreal. Es de los daños colaterales menos visibles de la guerra contra el crimen organizado .

El doctor Ramón Murrieta González, presidente electo del Colegio Médico de México, manifestó que su organización trata de mantener las noticias sobre el asesinato de algún médico fuera de los medios porque con frecuencia el público cree que el galeno estaba involucrado con el narco.

En Ciudad Juárez, informó el doctor Murrieta, han muerto 15 doctores en los últimos dos años, además de otros en Tamaulipas, Baja California, Jalisco y otros estados. En Ciudad Juárez, 250 médicos han mudado a sus familias a El Paso, otros 80 han abandonado la zona y más de la tercera parte de las clínicas y hospitales han cerrado sus puertas.

El mismo éxodo ha ocurrido en Tijuana, donde la comunidad médica se ha manifestado para exigir más protección. Hasta hoy, no hay respuesta de las autoridades.

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