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Geopolítica

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Víctima del sacerdote Karadima acusa a obispo

Juan Carlos Cruz asegura que el papa Francisco conoce las acusaciones contra Juan Barros.

Ciudad del Vaticano. Cuando una corte de la Santa Sede condenó a un sacerdote chileno por varios delitos sexuales, se empeñó en ratificar la credibilidad de sus víctimas. Sus testimonios fueron coherentes y fueron corroborados y según el tribunal sus motivos al hablar públicamente eran “liberarse del peso que atormentaba sus conciencias”.

Una de las víctimas clave en el juicio del 2010 contra el padre Fernando Karadima se apresta ahora a declarar nuevamente, esta vez en un caso derivado del anterior y cuyas consecuencias podrían ser más significativas aún. Las denuncias de encubrimiento presentadas por Juan Carlos Cruz han puesto en duda la ya cuestionada trayectoria del papa Francisco en materia de prevención de los abusos sexuales clericales y su ocultación.

Cruz ha acusado al obispo chileno Juan Barros de estar presente mientras Karadima lo manoseaba y besaba cuando él tenía 17 años y de pasar por alto el abuso. Sin embargo, un asesor de alta jerarquía de Francisco ha dicho en privado que Cruz es un mentiroso, empeñado en destruir a la Iglesia chilena. Francisco, que calificó las denuncias contra Barrios de calumnias, tal vez haya aceptado la versión de su asesor.

Durante el viaje reciente del papa a Chile, provocó indignación cuando defendió a Barros. Francisco viró y pidió al arzobispo maltés Charles Scicluna, un exinvestigador de delitos sexuales del Vaticano, que recabara testimonios sobre Barros y le informara. Cruz, actualmente empleado de comunicaciones en una empresa multinacional en Estados Unidos, es su primer testigo y el sábado sostendrán una reunión.

“Hemos dado estas declaraciones durante años y años, por fin las escuchan”, dijo Cruz a The Associated Press. “Cuando el papa dice que necesita pruebas, las tiene desde hace tiempo”.

A pesar de la oposición de algunos obispos chilenos, en enero del 2015, Francisco puso a Barros al frente de la diócesis de Osorno. Los prelados locales, temerosos de las consecuencias del escándalo de Karadima, habían recomendado que Barros y otros dos obispos formados por Karadima renunciaran y se tomaran un año sabático.

Francisco ha dicho que rechazó la recomendación porque no podría aceptar de buena fe la renuncia de Barros sin pruebas de que hubiese cometido falta alguna.

Barros ha negado reiteradamente haber presenciado o encubierto abusos. “Jamás tuve conocimiento ni imaginé nunca de aquellos graves abusos que este sacerdote (Karadima) cometía con sus víctimas”, dijo a la AP el mes pasado.

Decenas de feligreses y seminaristas han declarado ante los fiscales chilenos y del Vaticano acerca de los manoseos en público de Karadima.

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