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Geopolítica

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AMLO: dos diplomacias, la mañanera y la profesional

Para la académica Guadalupe González, el presidente AMLO dividió su estrategia de política exterior; fue desconcertante.

US President Donald Trump smiles as Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador applauds him as they speak before a working dinner the White House on July 8, 2020, in Washington, DC. (Photo by JIM WATSON / AFP)

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, junto al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su visita a la Casa Blanca el 8 de julio del 2020. foto: afp JIM WATSON

La premisa de la mejor política exterior es la interior, poca presencia de la figura presidencial en el extranjero, debilitamiento de los recursos de la diplomacia, pausas y rompimiento de relaciones, el rol de México como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y el abastecimiento de vacunas contra el Covid-19, marcaron la política exterior durante los últimos seis años, opinaron analistas. 

Para Guadalupe González, profesora-investigadora del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México, la política exterior no siguió una línea estratégica, tuvo muchos cambios y vaivenes.

Enumeró que hubo una separación entre la diplomacia de las mañaneras presidenciales y la profesional, lo que provocó una imagen ambigua de México. Por ejemplo, el presidente puso énfasis en la no intervención en el caso de Ucrania, pero la SRE en el Consejo de Seguridad y en la Asamblea General de la ONU condenaba la invasión rusa.

"Fue una política exterior desconcertante, desarticulada y con un diseño minimalista. Hubo al menos tres etapas: en el 2019 fue una política discreta, no hubo grandes iniciativas. México buscó ser mediador en un diálogo entre la oposición y el gobierno de Venezuela y salió del Grupo de Lima; con la pandemia México tuvo varios logros importantes y su rol en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero después entró en una etapa de la politización de la política externa al tener posiciones con una perspectiva ideológica en la crisis política en Bolivia y Perú", dijo.

Destacó que México le dio un nuevo impulso a la Celac, pero se distanció de otros organismos de concertación regionales como la OEA y la Alianza del Pacífico.

“El sexenio cierra con una presencia de México disminuida a nivel internacional, con desconcierto por sus posicionamientos en conflictos como el de Ucrania y Gaza, y con relaciones tensas con países importantes”.

Jorge Schiavon, académico del Departamento de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana, indicó que México está “desdibujado” en América Latina, enemistado con Ecuador y Perú y alejado de socios históricos como Argentina, Brasil y Colombia, además de que el alto número de nombramientos políticos en embajadas y consulados y el presupuesto reducido complicaron que hubiera una política proactiva.

“Claroscuros”

Xóchitl Pimienta, directora regional del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política del Tecnológico de Monterrey, consideró que fue un sexenio de claroscuros en el cual el presidente de México no tuvo una fuerte presencia en los foros internacionales.

"Hay un acercamiento más estrecho con América Latina, pero no es una política de éxito completo ya que se concentró en países con una ideología de izquierda", opinó.

Precisó que el tema migratorio generó tensión en la relación con Estados Unidos y también con América Latina al tener a la Guardia Nacional en la frontera sur de México, algo que nunca se había visto antes.

Los internacionalistas coincidieron en que hay un deterioro de las relaciones de México. Ejemplo de ello son las pausas con España, Perú y los embajadores de EU y Canadá, y el rompimiento con Ecuador.

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