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A México le urge desideologizar la diplomacia
La política exterior de AMLO está marcada por los retrocesos, en parte, por el dogmatismo y nula importancia de su Gobierno.
El camino de la política exterior que tendrá que recorrer la presidenta electa Claudia Sheinbaum es muy largo debido a los múltiples retrocesos que propició el Gobierno del presidente López Obrador.
Lo primero que tendría que corregir la presidenta entrante es la definición de la diplomacia: dejar atrás el dogmatismo apostando por una política de Estado.
Una diplomacia dogmática y no de Estado, no es diplomacia. No se pueden elegir las relaciones solo en función de los signos políticos de la presidenta. Atrás quedó el monopolio de su afinidad política, Morena. En el primer minuto del primer día de octubre se convertirá en jefa del Estado mexicano. No debería de primar los signos políticos a las naciones gobernadas por demócratas que respetan los derechos humanos.
El trato discrecional que tuvo el Gobierno de AMLO en los casos bochornosos de Evo Morales (golpista) y Nicolás Maduro (dictador), sumando el de Díaz Canel (represor), son parte de la erosión que sufrió la diplomacia mexicana en el sexenio que termina.
La segunda actividad estratégica que tendría que llevar a cabo Claudia Sheinbaum sería la de tomar en cuenta a los miembros del Servicio Exterior Mexicano (SEM), empezando por los jóvenes que durante seis años vieron truncado su desarrollo dentro de la diplomacia mexicana.
No pueden regresar casos como los de Isabel Arvide (periodista sin preparación ni educación, enviada por AMLO a Estambul), Pedro Salmerón (AMLO lo intentó enviar a Panamá pese a acusaciones de acoso sexual) o Quirino Ordaz (premiado por AMLO por la transición del PRI a Morena en Sinaloa; actual embajador en España).
El tercer elemento estratégico apunta a mejorar las condiciones económicas del personal administrativo y diplomático que trabaja en los consulados. En Estados Unidos, ya existen casos en los que varios trabajadores administrativos tienen que tomar de sus ahorros para llegar a fin de mes.
Geopolítica
Uno de los giros radicales que tendría que dar Claudia Sheinbaum respecto al sexenio que concluye es exteriorizar la posición que desea jugar en la geopolítica. ¿Qué tipo de relación desea tener con Estados Unidos y Canadá a través del T-MEC y, en especial con los vecinos, en materia de seguridad? ¿Cómo afectará al T-MEC la relación con China? ¿La competencia regional con Brasil se potenciará a través de los BRICS? ¿Regresará la apuesta por el multilateralismo (ONU, G20, entre otros? ¿Firmará el Acuerdo Global con la Unión Europea?