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Polonia agrega más misterio a la destrucción de Nord Stream
Barcelona. La destrucción de los gasoductos Nord Stream destinados a distribuir gas desde Rusia hasta Alemania, es un caso aún sin resolver de manera oficial, y no solamente se ha convertido en un episodio de misterio en torno a la guerra de Ucrania, sino también en una herida que despierta susceptibilidades y toca el nervio diplomático.
Servicios de inteligencia europeos ya han revelado la mano del Gobierno del presidente Zelenski detrás de los hechos, pero Ucrania trata de sortear su responsabilidad.
Las investigaciones apuntan a un segundo país implicado: Polonia. Después de que el primer sospechoso contra el que se había emitido una orden de arresto desapareciera impunemente en Polonia, y de que varios medios estadounidenses y el exjefe de la inteligencia alemana, Auguste Hanning, apuntaran con su dedo hacia el Gobierno de Varsovia como coorganizador del sabotaje, el primer ministro polaco no ha desmentido tal acusación, como cabría esperar de un país aliado de Alemania en la UE y en la OTAN.
En cambio, ha emitido un mensaje desafiante e indirectamente incriminatorio.
“A todos los iniciadores y patrocinadores de Nord Stream 1 y 2: lo único que deben hacer ahora es disculparse y guardar silencio”.
La advertencia la publicó el propio Donald Tusk en su cuenta de X, enviando así un mensaje amenazador a quienes en su día participaron en la construcción de la mayor infraestructura gasística de Europa.
Entre los aludidos están el Gobierno alemán y las empresas OMV de Austria, la británica Shell, la francesa Engie y las alemanas Uniper y Winterswhall, que financiaron la construcción junto a Gazprom.
Fuerte rechazo
Polonia siempre rechazó el proyecto del gasoducto Nord Stream 2, por considerar que aumentaba la dependencia geoestratégica alemana de Rusia. El anterior Gobierno polaco, del partido Ley y Justicia (PiS), rival del hoy primer ministro Donald Tusk, mostró abiertamente su resistencia y su frustración por el hecho de que la primera fase del proyecto, Nord Stream 1, siguiera Nord Stream 2, que nunca llegó a entrar en servicio.