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El agua, responsabilidad de todos

Columna Invitada

 X-Photographer de Fujifilm tomó la imagen de Lagunas de Montebello en Chiapas, con el dron: mavic air 2s. foto: cortesía

X-Photographer de Fujifilm tomó la imagen de Lagunas de Montebello en Chiapas, con el dron: mavic air 2s. foto: cortesíaDavid Muñiz

Cuando pensamos en los retos ambientales, por lo general vienen a nuestra mente el cambio climático, la generación de residuos o la pérdida de biodiversidad, los cuales son muy relevantes y conforman lo que se conoce como la triple crisis ambiental, por lo que sin duda requieren nuestra atención urgente, pero tampoco debemos perder de vista el tema del agua, que además está estrechamente relacionado con los otros tres.

Por ejemplo, el cambio climático afecta la calidad y cantidad del agua disponible en nuestro planeta, ya que derivado de los cambios de temperatura se pueden observar cada vez más sequías y falta de lluvias por un lado, e inundaciones, tormentas y huracanes por el otro. Esto a su vez, afecta a la biodiversidad, ya que tanto las especies como los hábitats dependen imprescindiblemente del agua, y sus variaciones ponen en riesgo el equilibrio ecológico, al igual que lo hace la contaminación por residuos, químicos, u otros productos vertidos a los cuerpos de agua.

Todo lo anterior, sumado a la sobreexplotación de los acuíferos, contribuye a la vulnerabilidad de diversas regiones al estrés hídrico y genera una crisis de agua al haber una demanda mayor a su disponibilidad. Esto se puede ver agravado por el crecimiento industrial y poblacional, la deforestación y la urbanización, entre otros factores, cuando no se tiene una adecuada gobernanza del agua que funcione como marco político, económico y social para la toma de decisiones y la gestión de los recursos hídricos a fin de alcanzar soluciones frente a este desafío.

De acuerdo con cifras de ONU-Habitat, alrededor de 2,400 millones de personas en el mundo viven en regiones con escasez de agua y otros 884 millones no tienen acceso a agua potable, además de que más del 20% del PIB global se produce en zonas de riesgo de escasez de agua, lo cual nos habla de un desafío no sólo ambiental, sino también social y económico que, de no atenderse, se estima podría llevar a que el 52% de la población mundial experimentará una severa escasez de agua hacia el año 2050.

En este sentido, México no es la excepción y las regiones norte y centro del país son las que con mayor frecuencia sufren la escasez o la interrupción en el suministro de agua, mientras en el sur-sureste este recurso es mucho más abundante, lo cual genera una desigualdad en su disponibilidad y también plantea retos en cuanto a su distribución y aprovechamiento a lo largo del territorio nacional.

En cuanto al consumo del agua, en nuestro país, el 76% se utiliza en el sector agropecuario, destinándose al riego de cultivos y a la ganadería; el 15% es para el abastecimiento público a través de la red de agua potable que llega a domicilios e industrias; el 5% es el autoabasto industrial con tomas directamente de pozos, ríos, lagos, etc.; y el 4% restante es consumida en centrales termoeléctricas para la generación de energía.

Ante esta situación, merece la pena reflexionar sobre la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos en cuanto al cuidado y uso del agua en nuestros hogares, así como en los lugares de trabajo y espacios públicos, a partir de la educación y generación de conciencia que debería de comenzar en la casa y la escuela, reforzándose a lo largo de toda nuestra vida en los distintos ámbitos en los que nos desenvolvamos.

Por su parte, el sector privado debe eficientar su uso en procesos industriales y productivos, mediante su reúso, reciclaje y tratamiento, y en especial en el sector agropecuario a través de inversión en tecnología sustentable e innovación en los sistemas de cultivo y riego; así como desde el sector público con la actualización del marco jurídico del agua, la mejora de las políticas públicas para su gobernanza y gestión, la modernización y el mantenimiento de la infraestructura hídrica y de saneamiento, entre otros.

Es momento de abordar esta problemática de manera contundente, coordinada y con visión de futuro, la cual nos apela a todos por la responsabilidad compartida que conlleva el derecho humano al agua.

* El columnista invitado es Director del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA) de la Universidad Anáhuac México.

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