Lectura 3:00 min
El Cielo: Un oasis sustentable en Valle de Guadalupe
Explora El Cielo en Valle de Guadalupe, un refugio de vino y naturaleza que ofrece actividades únicas como catas y creación de tu propio vino, todo en un entorno sostenible
El Cielo, ubicado en Valle de Guadalupe, no es solo un viñedo, sino un santuario de sostenibilidad y belleza natural. Este complejo vitivinícola ha sido diseñado desde sus cimientos para operar de manera sustentable, aprovechando las energías renovables como la solar y reciclando el 100% del agua utilizada en sus operaciones, así los comentó Gustavo Ortega, director general de El Cielo en entrevista con El Economista.
La naturaleza circundante de El Cielo es de una belleza impresionante, con viñedos que se extienden hasta donde alcanza la vista y una biodiversidad que se preserva mediante prácticas ecológicas, como el uso de aguilillas de Harris para el control natural de plagas. Estas iniciativas no solo protegen el ambiente, sino que también aseguran la producción de vinos orgánicos de alta calidad.
“El Cielo ofrece una variedad de actividades enoturísticas que van desde catas de vinos hasta la creación de tu propio vino. Los visitantes pueden disfrutar de catas de vinos con chocolates, lo que brinda una experiencia sensorial única. Además, para aquellos interesados en profundizar su conocimiento, existe la opción de participar en el proceso de vinificación, una experiencia educativa y enriquecedora”, dijo.
Además de sus iniciativas de sostenibilidad y su oferta enoturística, El Cielo se destaca por su compromiso con la comunidad local. Apoyan a varias organizaciones de la sociedad civil y han trabajado estrechamente en proyectos de mejora comunitaria, incluyendo la restauración de una capilla local.
Gastronomía
En el corazón de El Cielo, el restaurante Latitud 32 se ha consolidado como un emblema gastronómico, recientemente galardonado con una recomendación Michelin en 2024. Este reconocimiento subraya su excelencia culinaria y su innovadora fusión de técnicas y sabores locales. Latitud 32 ha sido pionero en integrar ingredientes endémicos del Valle de Guadalupe con técnicas de alta cocina, creando platos que no sólo deleitan el paladar sino que también cuentan la historia de su origen.
Este año, Latitud 32 ha lanzado un ambicioso nuevo menú, fruto de una colaboración con el aclamado restaurante yucateco Micaela Mar y Tierra. Este menú Baja-Yucatán es una celebración de la diversidad culinaria de México, fusionando los sabores marinos y terrestres de la península de Yucatán con los robustos vinos y productos agrícolas y del mar de Baja California.
“El Cielo no solo es un destino para amantes del vino, sino también un modelo de cómo el turismo y la agricultura pueden coexistir de manera sostenible y beneficiosa para el entorno”, concluyó