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10 consejos para inversionistas con aversión al riesgo
La inversión en Bolsa siempre entraña riesgo y requiere disponer de conocimientos profesionales, si no se tienen, hay que poner la cartera en manos de un buen asesor.
Hacer una cartera de valores para invertir en Bolsa es una tarea mucho más compleja que dar al lector un listado de valores, ya que el éxito o el fracaso de la gestión depende de varios factores:
1. Conocimientos bursátiles
Quítese de la cabeza la idea de que la Bolsa es una caja mágica en la que metemos 10 pesos y sacamos 20, porque con mayor frecuencia de lo que muchos pueden pensar, en esa caja maléfica mete 10 pesos y con un poco de suerte sacas cinco. La Bolsa es muy complicada y requiere disponer de un conjunto de conocimientos más propios de un buen maestro que de una charla de café. La cartera con un buen asesor.
2. Gestión de la cartera
Si la elección de los activos que forman la cartera y su adecuada diversificación es importante, lo es tanto o más la gestión que se haga de ellos. La gestión pasiva no es una buena práctica, salvo que se combine con otras estrategias de protección. Un par de ejemplos serán suficientes para demostrar que si no se realiza una gestión activa, las ganancias de hoy serán pérdidas de mañana.
3. Experiencia
Adquiridos los conocimientos necesarios, que no suficientes, ya que nunca lo son, hay que tirarse a ese río por el que pululan cocodrilos, anacondas y pirañas, y adentrarse en territorios poblados de depredadores y toda clase de aves carroñeras.
En manuales escritos por viejos bolsistas encontrará multitud de consejos y enseñanzas prácticas que no figuran en los libros académicos, pero no le servirán de nada, porque en estos menesteres nadie escarmienta en cabeza ajena. Se aprende de verdad cuanto te cuestan dinero los errores. Y por experiencia propia puedo asegurar que las lecciones prácticas que da la Bolsa se pagan a precios astronómicos.
4. Perfil del inversionista y niveles de riesgo
En general, aunque el inversionista diga que está dispuesto a correr ciertos riesgos, la verdad es que no está dispuesto a correr ninguno. Lo que el inversionista que autogestione su cartera debe tener asumido es que existe lo que llamamos el binomio rentabilidad-riesgo. Y no es posible intentar incrementar la primera sin que, en la misma proporción, se incremente el segundo.
5. Diversificar
Hay un viejo proverbio bursátil que aconseja no meter todos los huevos en la misma canasta. Tampoco se trata de elegir un montón de valores al azar. El modelo de Markowitz para la gestión de cartera establecía que la relación entre cada par de valores ha de ser menor que la perfecta positiva. Que traducido a nuestro lenguaje significa diversificar por sectores de producción de forma que cuando la actividad de uno decaiga se reactive la del otro. Esta es la teoría, en la práctica, cuando la Bolsa dice que hay que bajar, bajan las estaciones de esquí y los hoteles de playa.
En cuanto al número de acciones, el modelo de Sharpe, fue quien mejor desarrolló la teoría de la cartera eficiente, establecía que con una sola acción en cartera el riesgo es infinito. A medida que va aumentando el número de valores la curva de riesgo se va aplanando, sin llegar nunca a tener valor cero (curva asintótica). Él estableció que a partir del valor número 12, aumenta el trabajo de seguirlos sin mejorar para nada la diversificación.
6. Momento de la siembra
Como si de un producto agrícola se tratara, cualquier momento puede no ser bueno para plantar o sembrar. En Bolsa ocurre tres cuartos de lo mismo. Formar una cartera de valores cuando las cotizaciones llevan uno o dos años subiendo es exponerse, casi con seguridad, a comprar en la cresta de una tendencia y tener pérdidas significativas en la fase correctora siguiente.
7. ¿Comprar en cualquier momento?
Este es un problema normal que se plantea en cualquier gestora de patrimonios. Entra una cantidad importante de dinero para colocarlo en renta variable y hay que hacerlo.
Para invertir en cualquier momento o fase del ciclo se requiere tener ciertos conocimientos de análisis bursátil, ya que hay que saber si el precio que hay que pagar por una determinada acción, en función de sus fundamentales, es barato, aceptable o impagable y si la tendencia alcista sigue vigente y no muestra síntomas de agotamiento. Entrando en cualquier momento de la fase alcista de un valor, no aprovecharemos todo el tramo alcista. Lo que, dicho sea de paso, pocas veces se consigue, pero se logran rentabilidades, si se sabe salir a tiempo, sumamente atractivas.
8. Recoger la cosecha
Hay que tener asumido que vender bien es más difícil que comprar bien. Todo tramo alcista está salpicado de recortes que pueden durar varios días. Si al primer recorte vendemos, las probabilidades de quedarnos fuera y ver luego como el valor sigue subiendo, son muy altas. El sueño de cualquier inversionista es vender en la cresta de la subida. Pero la experiencia demuestra que, salvo por casualidad, sólo compran en mínimos y venden en máximos los mentirosos.
Para no cometer errores groseros hay varias soluciones:
- A. Dejar correr los beneficios y llevar un stop móvil por detrás de la cotización, no muy ajustado para evitar que el mercado nos saque al primer quiebro.
- B. Mantener el valor en cartera en tanto que la directriz alcista siga vigente.
- C. Llegados a un punto en el que la cotización tiene problemas para seguir subiendo, se compran opciones de venta por un número de acciones igual a nuestra posición de contado. Es lo que se denomina cobertura cero . Si la acción sigue subiendo, perdemos la prima. Si se va abajo, vendemos las acciones de contado. Lo que se pierda con ellas es lo que ganaremos con la opción de venta. Nos quedamos cortos y acompañamos al valor en la caída.
9. Sentido común
La forma más más práctica para salir airoso a la hora de recoger la cosecha, y que está al alcance de todo el mundo, consiste en aparcar la ambición y aplicar el sentido común. Si la rentabilidad de la renta fija a un año está, por ejemplo, al 3% y a nuestra inversión en renta variable le estamos ganando un 15%, 20%, 30% o 40%, lo que toca es recoge la cosecha y se deja que el último peso, o los últimos cinco pesos, se los gane otro.
10. Una cartera Internacional
Incluir en la cartera valores de otras Bolsas puede aportar un plus de oportunidad. No invertiríamos en acciones cotizadas en países exóticos y para evitar el riesgo adicional de cambio de divisa, el inversionista puede limitar su campo de actuación.
Salir antes de que se agote la tendencia sólo puede lograrse aplicando el análisis técnico y respetando, con disciplina las directrices de tendencia.
Contenido de la Red Iberoamericana de Prensa Económica
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