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¿Crisis en la bolsa local?: estancada sin OPIs, entre quiebras y deslistes

Casos como el de Crédito Real, Aeroméxico y más recientemente Unifin contribuyen con la desconfianza en una plaza que podría cumplir cinco años sin añadir nuevas emisoras

Foto EE: Archivo

Foto EE: Archivo

En el mercado bursátil local es más probable ver que una compañía pierda casi todo su valor que la llegada de una nueva emisora. Eso es lo que se ha observado con cinco años consecutivos sin OPIs (ofertas públicas iniciales) y varias experiencias de pérdidas entre las empresas listadas.

Aeroméxico, Crédito Real y más recientemente Unifin son algunos de los nombres que nada más mencionarse pueden generar estrés y justificado enojo a los inversionistas. Se trata de casos diferentes en su gestación, pero similares en el resultado: un anuncio, una reestructura y gran decepción.

1. Unifin

El caso más reciente es, por supuesto, el de Unifin. La financiera no bancaria tuvo tres desplomes consecutivos en la bolsa mexicana, el segundo fue el mayor (de 88.8%) y se registró después de un anuncio: la compañía decidió suspender el pago de intereses y también el capital de su deuda.

Sin embargo, el que quizá sea el mayor desplome de acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) desde su fundación en 1894 no fue comentado como el ocurrido un día antes. El lunes 8 de agosto las acciones de Unifin cayeron más de 14%, sin conocer el anuncio de la suspensión.

No faltaron las acusaciones desde la comunidad de inversión minorista sobre el uso de información privilegiada para anticiparse a la caída. Los incrédulos rechazaron que se tratara de la simple acción del precio, demostrando una importante desconfianza en el movimiento de la acción.

“Es difícil que podamos hablar de información privilegiada. La fuerte caída podemos atribuirla a que se iba a dar un anuncio y algún inversionista prefirió salirse. Pero esas acusaciones hablan de la desconfianza que hay en la bolsa”, dijo Juan Carlos Minero, director de inversiones de BWC.

En su mejor momento del año, en enero, la acción de Unifin llegó a venderse en 38.12 pesos, y eso significa que, en su peor momento del miércoles, a 83 centavos, tenía una pérdida de 97.82 por ciento. El jueves la acción repuntó, pero los analistas le auguran dificultades y volatilidad.

Este caso sin conclusión es similar al que ocurrió unos meses atrás con Crédito Real, compañía en el mismo sector cuyo impago fue la antesala de lo observado en Unifin, coincidieron expertos consultados por El Economista. El exceso de apalancamiento impactó su negocio en la crisis.

2. Crédito Real

Crédito Real vio su acción reducida a menos de 50 centavos desde 8.39 pesos en su máximo del año a principios de enero, tras caer en impago por un bono europeo. Las acciones de esta empresa entraron en un angustiante periodo de volatilidad que dejó atrapados a sus inversionistas.

Mientras eso sucedía, la compañía se mostraba muy tranquila, cambiaba directivos y respondía con seguridad que una clásica declaración de bancarrota era sólo una opción entre muchas otras. Los minoristas afectados se unieron en busca de ejercer presión y rescatar algo de su dinero. 

A mediados de julio Crédito Real informó por la BMV, en un evento relevante, que la justicia ordenó su disolución, motivo por el cual debía proceder a la liquidación. Esto la llevó a acogerse al capítulo 15 de la Ley de Quiebras estadounidense, protegiendo sus activos en ese país.

“Pareciera que estamos en una situación de enfrentamiento: es la empresa contra sus inversionistas, pero no lo olvidemos: los inversionistas hicieron el primer movimiento motivados por desconfianza y desconocimiento”, afirmó Édgar Arenas, autor del libro Invirtiendo y entendiendo.

3. Aeroméxico

La otra quiebra que sigue fresca en la memoria de los inversionistas mexicanos es la de Aeroméxico que, aunque tuvo un origen muy diferente terminó de una forma similar. El desempeño de su negocio venía a menos y la pandemia de Covid-19 terminó por darle el empujón que necesitaba.

Con tres años de pérdidas netas consecutivas (2017, 2018 y 2019) en 2020 decidió que debía acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, con lo que pudo pulverizar sus antiguos títulos, como fue acordado en una asamblea con los accionistas (mayoritarios por supuesto).

Después de un proceso de dos años, los antiguos accionistas que no lo habían hecho ya pudieron deshacerse de sus posiciones en una OPA (Oferta Pública de Adquisición), las cuales fueron adquiridas por un precio de 1 centavo por título, consuelo que poco alivió malestares de los afectados.

Aeroméxico emitió nuevas acciones. Son 136 millones 423,959 en circulación ya a un precio de 200 pesos (más de 27,284 millones de pesos en capitalización). En julio dio a conocer su solicitud para una OPA por 100% de sus acciones en busca de listarse en la Bolsa de Nueva York.

La manera en la que se realizó la reestructura de Aeroméxico: quiebra, liquidación, levantamiento de capital y ahora su intención de salir del mercado local pega a los inversionistas, dijo Minero, que resultaron los principales afectados en un proceso constante en la bolsa.

Un mercado estancado

Sin embargo, la crisis real en la bolsa local va más allá de los quiebres y los deslistes, “situaciones muy vistas en una crisis como la provocada por pandemia”, dijo Arenas. El verdadero problema del mercado local es que todo esto ocurre sin que salgan nuevas empresas a listarse, añadió.

En México 0.2% de los adultos invierten en bolsa, según el Inegi. De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) 80% de la inversión accionaria en México se concentra en los valores del Sistema Internacional de Cotizaciones, el resto queda en las grandes firmas locales.

Eso provoca que la bursatilidad sea baja en acciones de compañías que no componen el índice líder S&P/BMV IPC, de 35 valores contra más de 140 en el mercado. También ha llevado a reducir la oferta con firmas como Lala, Bachoco, Bio Pappel y Sanborns en vías de deslistarse.

“Hace 20 años la bolsa mexicana tenía a más de 170 empresas cotizadas. Esa cifra disminuyó a poco más de 140 en lugar de crecer, lo que nos habla de un problema de características importantes, una crisis de confianza tanto de inversionistas como de compañías”, añadió Minero.

“Recordemos que en México la cultura empresarial es todavía familiar. Estamos en un círculo vicioso en el que los inversionistas sólo invierten en las compañías más grandes, llevando a otras menos capitalizadas a salir del mercado para regresar el poder a la familia, reduciendo las opciones locales para los inversionistas”, dijo Arenas.

La bolsa local tiene una sequía de cinco años sin OPIs (Oferta Pública Inicial), que terminará con la llegada de Globcash, dedicada al negocio prendario y que saldrá al mercado a través de la Bolsa Institucional de Valores (Biva). Se espera que esto sea concretado en septiembre.

La compañía ha pospuesto su salida que originalmente estaba prevista para marzo, motivada por un contexto adverso para el mercado accionario y en espera de un mejor momento. Para Minero, es poco probable que esta empresa salga de la lista de baja capitalización.

jose.rivera@eleconomista.mx

Analista de mercados

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