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Grandes retos

Hace unos días el Banco de México dio a conocer su Informe Trimestral de Inflación correspondiente al lapso octubre-diciembre del 2015.

Hace unos días el Banco de México dio a conocer su Informe Trimestral de Inflación correspondiente al lapso octubre-diciembre del 2015. En el mismo se pueden observar básicamente dos grandes retos para la economía mexicana: la escasa capacidad de crecimiento del mundo y el impacto que la volatilidad internacional pudiera tener sobre la evolución de los fundamentos macroeconómicos del país

En cuanto al primer reto, se puede observar una gran preocupación del instituto central por la debilidad en el ritmo de expansión de la actividad económica global durante los últimos años, lo que se ha manifestado en la continua revisión a la baja en las expectativas de crecimiento.

Adicionalmente, en el 2015 se presentaron episodios de gran volatilidad financiera, debido a la continua caída en los precios del petróleo y a la incertidumbre respecto del momento y ritmo con el que la Reserva Federal de Estados Unidos iniciaría la normalización de su política monetaria.

Este escenario se magnificó en los primeros días del presente año ante la percepción de que los precios del petróleo se seguirían hundiendo y el surgimiento de fuertes dudas sobre la eficacia de las políticas económicas adoptas por China con el fin de dinamizar su alicaída actividad productiva. Ante estas circunstancias, el valor del dólar frente a otras monedas, particularmente las emergentes, continuó elevándose.

En este contexto, se presentó un fuerte incremento en los niveles de aversión al riesgo y de volatilidad en los mercados financieros internacionales, que a su vez se reflejaron en deprecaciones de las monedas de economías emergentes, así como en el deterioro de sus indicadores de riesgo soberano, lo que reflejaba el deterioro observado en economías representativas del bloque emergente, como China, Rusia y Brasil.

El análisis del Banco de México destaca que el entorno de incertidumbre se acentuó en los primeros días de febrero, manifestándose particularmente sobre la depreciación de nuestra moneda, fenómeno que fue resultado no sólo de factores que conducen a una depreciación del tipo de cambio real, como la caída en el precio del petróleo, sino también como resultado de mecanismos de operación en los mercados financieros que amplificaron la respuesta negativa del peso.

De esta forma, en las primeras semanas del 2016, el peso registró una depreciación más pronunciada a la observada en el cuarto trimestre del 2016, a pesar de la decisión de la Reserva Federal de mantener sin cambios la tasa de los fondos federales en su reunión correspondiente al mes de enero.

Ante el deterioro del contexto económico global, el Banco de México decidió incrementar en 25 puntos base la tasa de interés de referencia en su reunión de política monetaria de diciembre del 2015, de manera sincronizada con lo realizado por la Fed, esto con el propósito de que no se ampliara el diferencial de las tasas de interés.

El instituto central indica en su informe que, ante el recrudecimiento del deterioro en el entorno financiero internacional y el contexto externo que enfrentaba la economía mexicana, el 17 de febrero del presente año en una reunión extraordinaria de política monetaria, se decidió incrementar la tasa de interés de referencia en 50 puntos base para ubicarla en un nivel de 3.75%.

Como hemos mencionado en diversas ocasiones, el ajuste al alza en la tasa de interés de política por parte del Banco de México formó parte de una serie de medidas adoptadas junto con la Secretaría de Hacienda y la Comisión de Cambios para enfrentar la volatilidad financiera y garantizar la solidez de los equilibrios macroeconómicos.

Dentro de estas medidas, la autoridad monetaria distingue el recorte al gasto por 132.3 miles de millones de pesos y la suspensión de las subastas diarias de moneda extranjera. Todo lo cual se encaminó a reforzar los fundamentos económicos del país y coadyuvar a anclar el valor del peso mexicano.

El Banco de México reitera que el incremento en las tasas de interés del pasado 17 de febrero no representa el inicio de un ciclo de contracción monetaria, pues permanecerá atento al comportamiento de todos los determinantes de la inflación y de sus expectativas para horizontes de mediano y largo plazo, en especial al del tipo de cambio y su posible traspaso a los precios al consumidor.

De igual forma, expresa que se mantendrá vigilante de la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, sin descuidar la evolución de la brecha del producto, esto con el fin de estar en posibilidad de tomar medidas con toda la flexibilidad y en el momento en que las condiciones lo requieran para garantizar la convergencia con la inflación objetivo de 3%.

Sin lugar a dudas, un tema relevante dentro del informe es la actuación coordinada y pronta entre las principales instituciones regulatorias del país para la instrumentación de medidas tendientes a garantizar la estabilidad financiera de la economía y generar un entorno más propicio para alcanzar una actividad productiva más dinámica.

De esta forma, se puede concluir que los tres grandes retos que enfrenta México en el futuro cercano son: estabilidad financiera, estímulo a las fuentes internas de crecimiento y conducción monetaria oportuna. Esta combinación, junto con una mejoría en el contexto global, permitirá distinguir a México del resto de los países emergentes, lo que eventualmente se traducirá en un incremento en el flujo de inversión y en un mayor crecimiento económico.

*Manuel Guzmán M. es director de Asset Management en Monex Grupo Financiero. Las opiniones expresadas son del autor y no representan necesariamente la posición de la institución.

mguzmanm@monex.com.mx

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