Historia del bitcoin

Laszlo Hayeck, un programador de computadoras de Florida en Estados Unidos, compró dos pizzas en Papa John’s con 10,000 bitcoin en mayo de 2010.

Dos años antes, en 2008, la criptomoneda que ahora goza de una gran aceptación, fue creada por Satoshi Nakamoto. Él, ella o ellos idearon una moneda que no dependía de la política monetaria de terceros o de divisas respaldadas por alguna economía en el mundo.

Todo eso, después de la crisis hipotecaria del 2008 en Estados Unidos, que llevó al rubro inmobiliario de aquella nación a un estado de crisis y al sector bancario a un gran problema que comenzó con la quiebra del banco de inversión Lehman&Brothers.

Hoy, con los 10,000 bitcoins que se pagaron por las pizzas, se podrían comprar cinco aviones comerciales de pasajeros. El bitcoin vale hoy 47,501 dólares y en su mejor momento, en el 2022, sobrepasó los 68,000 dólares por unidad.

El crecimiento del comercio electrónico y la dependencia de instituciones financieras dio pie a que se buscara un medio de pago virtual para las operaciones del naciente concepto de comercio.

Las ganancias desde la salida de bitcoin, una moneda virtual finita que no está respaldada por ningún banco central ni país, han sido colosales.

Pese a la resistencia de los bancos centrales de las naciones desarrolladas, los avances tecnológicos, el desarrollo del data y los nuevos genios informáticos, esa moneda virtual que no se puede sostener en la palma de la mano, ganó aceptación en todo el mundo.

Japón fue la primera nación que aceptó pagos con esa moneda en 2017; otros países como Alemania, también. Empresas como la armadora de carros eléctricos Tesla, Microsoft, AT&T, Burger King, entre otros, ya reciben pagos con la moneda.

Actualmente existen más de 9,000 criptomonedas en el mundo, que estaban en un mundo virtual y al margen del sistema financiero formal.

Ayer, con la aceptación de un instrumento que incluye en su portafolio bitcoin, en la Bolsa de Nueva York, ingresa a un escaparate mundial, que para muchos llevará al precio del “activo virtual” a niveles de otro mundo.

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