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Las víctimas de la crisis bancaria en Estados Unidos

Sin embargo, tanto ejecutivos de Wall Street, como analistas han instado a los reguladores a proporcionar una mayor protección a los depósitos bancarios y a considerar otras medidas de respaldo, argumentando que sólo una intervención enérgica podría detener la crisis bancaria.

El pasado 10 de marzo, los reguladores financieros de Estados Unidos cerraron el Silicon Valley Bank (SVB) tras su colapso. Foto: Reuters

El pasado 10 de marzo, los reguladores financieros de Estados Unidos cerraron el Silicon Valley Bank (SVB) tras su colapso. Foto: Reuters

La quiebra de Silicon Valley Bank fue el banderazo de salida para la peor crisis del sector bancario estadounidense desde 2008 y actualmente ya son cuatro las instituciones financieras que se han declarado en bancarrota en aquel país.

El banco regional First Republic Bank, la institución financiera dedicada a los activos digitales Silvergate Bank y el Signature Bank son las otras víctimas de esta avalancha que azota al sistema financiero.

“La mala aplicación de las regulaciones, las elevadas tasas de interés, una inadecuada gestión de liquidez, activos y pasivos no balanceados, así como una débil gestión de riesgo, son algunas de las razones que podrían haber causado estos colapsos”, escribieron analistas de la firma Ernst & Young (EY).

Hasta finales del año pasado, Silicon Valley Bank (SVB) era el banco número 16 en Estados Unidos dado el valor de sus depósitos, valorados en 209,026 millones de dólares de acuerdo con datos de la Reserva Federal (Fed).

El pasado 9 de marzo se encendieron las alarmas de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), ya que los ahorradores hicieron retiros masivos del Silicon Valley Bank, los cuales sobrepasaron sus reservas y provocaron una “corrida bancaria”.

El problema se gestó desde el inicio de la pandemia por Covid-19, ya que en un primer momento la Fed redujo las tasas de interés para estimular la economía y evitar los efectos negativos del confinamiento, lo que inyectó liquidez de forma artificial y dio como resultado una expansión del sector tecnológico.

Por un lado, las tecnológicas estadounidenses recibían recursos extraordinarios por parte de sus inversionistas, los cuales depositaban en el Silicon Valley Bank para usarlos en el futuro. Por el otro, para el banco era difícil colocar los préstamos a tasas competitivas ante la gran oferta de crédito barato.

Ante esta situación la institución decidió tomar activos de renta fija de diferentes plazos, de los cuales obtenían mayores rendimientos en comparación a los préstamos que podían colocar en ese momento, siempre asegurándose que el plazo de vencimiento de sus bonos fuera igual al de sus obligaciones.

Cuando arrancó el ciclo de alzas de la tasa de interés por parte de la Fed, esta comenzó a afectar negativamente el precio de los activos de renta fija en el mercado secundario, provocando una pérdida no realizada en los bonos que se encontraban por debajo de la tasa de referencia.

“Los depositantes, en el caso de SVB y otros, retiraron sus depósitos por temor a la quiebra del banco, debido a las pérdidas incurridas en los activos de renta fija que se mantendrían hasta su vencimiento ante el alza en las tasas de interés” declaró Manuel Zegbe, analista senior en Signum Research.

“Ante los eventos recientes, el temor de los depositantes pudo haber incrementado, por lo que sí puede existir mayores salidas de depósitos en bancos regionales”, agregó.

El pasado 1 de mayo, los activos del First Republic Bank fueron incautados y vendidos baratos a J.P. Morgan, operación que no gustó al mercado y despertó los temores de una crisis generalizada en todo el sector.

De manera similar al Silicon Valley Bank, los préstamos otorgados por First Republic Bank perdieron valor cuando la Fed comenzó a subir la tasa de interés, haciendo necesaria la intervención del gobierno de los Estados Unidos.

La Fed ofreció una respuesta rápida luego de la incautación de sus activos, asegurando los depósitos de los clientes por un valor de hasta 250,000 millones de dólares. 

Sin embargo, tanto ejecutivos de Wall Street, como analistas han instado a los reguladores a proporcionar una mayor protección a los depósitos bancarios y a considerar otras medidas de respaldo, argumentando que sólo una intervención enérgica podría detener la crisis bancaria.

kg

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