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Lateralidad, historia que se repite

Sabemos que la trayectoria del mercado accionario puede ser difícil de prever. Entre los pocos recursos usados destaca el estudio del pasado, que es donde se encuentran los mejores elementos disponibles para comprender o prospectar las posibilidades del futuro

Es por ello que, con frecuencia, revisamos la evolución pasada para tratar de anticipar lo que ocurrirá después. Se busca identificar patrones predecibles, aunque sabemos que la próxima vez no será exactamente igual y que la historia no siempre aporta indicios precisos sobre lo que cabe esperar.

No obstante, en los mercados financieros hay periodos en los que es fácil percibir que la historia, en efecto, se repite: esto ocurre durante algún periodo de lateralidad.

Al transcurrir los días, semanas o hasta meses la evolución es prácticamente horizontal. El mercado accionario puede subir por una o dos semanas y después retroceder lo ganado en un plazo incluso menor. El ciclo reinicia y experimentamos una especie de déjà vu. Los niveles máximos o mínimos recientes son casi los mismos. Las noticias coyunturales modifican rápidamente las expectativas de los inversionistas, pero es repetidamente dentro de un mismo rango acotado. Los escenarios se polarizan y al final, después de matizarse los eventos recientes, sólo hay un equilibrio entre opiniones opuestas, sin un consenso alcista o bajista permanente.

Si pensamos que las dos posibles direcciones que el mercado puede seguir son sólo alza o baja, tal vez nos sorprenda percatarnos de que estas forman parte únicamente de los movimientos verticales. En algunos periodos también se pueden percibir movimientos horizontales de mercado que representan algo parecido a un precio justo o nivel de estabilidad. En éstos, no parece haber información nueva que modifique sustancialmente el escenario y, por lo tanto, el equilibrio se mantiene.

En los mercados laterales, comprar un activo para permanecer a la espera invertido suele diferir, relativizar o anular el premio al riesgo. Incluso en un plazo relativamente largo. Por ejemplo, en el año 2014 la variación acumulada del IPC de la BMV fue de +0.98%, que es una cifra que podríamos calificar de plana o lateral. En el año 2015, la variación acumulada del IPC de la BMV fue de -0.39%, variación que sugiere una estabilidad irreal. En el 2015 los mayores riesgos y rendimientos se observaron en el corto plazo, ya que en enero de ese año el IPC cayó -5.09% y en febrero subió +7.91 por ciento. En suma, el 2014 y el 2015 no fueron años para comprar acciones y sólo esperar.

Finalmente, fue en el 2016 que la situación empezó a mejorar al terminar el IPC con +6.20%. En ese año se alcanzaron nuevos máximos históricos por arriba de 46,000 unidades registradas en el 2013. Recientemente, en el 2017, después del avance de +6.35% acumulado en el primer trimestre, el principal índice de la BMV ha permanecido lateral desde abril entre 48,150 y 50,150 puntos.

En este ir y venir acotado, los mercados laterales pueden confirmar parcialmente las expectativas de muchos inversionistas, sólo esperando un poco, o bien en la siguiente vuelta. Siempre que sus objetivos no sean desproporcionados y tampoco hayan elegido acciones en una clara tendencia de baja. Ya que, es necesario señalar, si la tendencia en los precios es bajista, el tiempo actúa en contra de la conveniencia de permanecer invertido en un activo con depreciación constante.

En los mercados laterales, que sólo en apariencia son tranquilos y predecibles, también se observa en retrospectiva que la mayoría estaba equivocada al tratar de anticipar su fin. Es decir, al tratar de predecir el tiempo en que iniciará una etapa sostenida de auge o caída. Son frecuentes las salidas en falso de etapas laterales, ya sea como definiciones alcistas o bajistas que, al no confirmarse, sólo modifican levemente los niveles límite de la etapa lateral. En el estudio de las etapas laterales suelen detectarse patrones técnicos de consolidación o de revertimiento de tendencia que se confirman o se distorsionan con el tiempo.

Antes mencionamos que la permanencia en periodos laterales podría no ser conveniente, pero las operaciones de corto plazo sí son opción. Al respecto hay que advertir que varias operaciones de trading serán perdedoras, pero el acumulado total no debería serlo. Las dos variables principales a considerar son las siguientes: primero, que el número de operaciones ganadoras en proporción al total de realizadas. Segundo, que la utilidad promedio de las operaciones ganadoras debe ser mayor a las pérdidas por operación. Esto implica cortar las pérdidas y no permitir que una posición se salga de control.

Para lograrlo se necesita tener anticipadamente un plan, definir el objetivo, también el nivel de paro de pérdida y el plazo. Entendiendo aquí plazo como el tiempo máximo en que esperamos ver el resultado. Todo con una perspectiva crudamente realista, exenta en lo posible de sesgos emocionales o de percepción.

*Agustín Becerril García es subdirector de Análisis Técnico en Interacciones Casa de Bolsa.

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