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Puerto Rico en crisis total, y sin acceso al mercado de bonos

Las agencias de calificación han degradado a "chatarra" la deuda de la isla caribeña, que asciende a 72,000 millones de dólares. "Mucho esfuerzo y sacrificio" piden a la población

A Noemí Vargas le redujeron las horas de trabajo a la mitad, mientras que Jorge Telón tuvo que bajar al mínimo los precios en sus locales para sobrevivir: los puertorriqueños sufren las penurias económicas de una isla sumida en una grave crisis fiscal.

"Tenemos que vender bien barato" y el margen de ganancia es mínimo, dice a la AFP Telón, gerente de una cadena de almacenes populares en una avenida de San Juan, la capital de la isla caribeña que tras ocho años de contracción económica carga una deuda de 72,000 millones de dólares que las autoridades reconocen impagable.

Los almacenes se ubican en el Paseo de Diego, que solía ser una importante arteria comercial en el barrio de Río Piedras, pero que ahora muestra un rostro desolado, con gran parte de sus tiendas cerradas y pocos compradores.

"Está difícil, la gente no quiere venir", dice resignado Telón, de 55 años. Al menos los locales pertenecen a la cadena. "Si tuviéramos que pagar renta, no podríamos seguir", admite.

"Antes, en un sábado podía facturar 1,000 pesos (dólares), hoy no más de 300 dólares", dice Rosaura Guzmán, gerente de una venta de comida.

Los comercios han asestado el golpe de la entrada en vigencia el 1 de julio del aumento de 7% a 11.5% del impuesto al consumo, con lo que el gobierno espera elevar la recaudación impositiva y aliviar su escasez de liquidez.

Esfuerzo y sacrificio

El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, pidió la semana pasada a todos los sectores "mucho esfuerzo y sacrificio", en un mensaje en el que anunció que no había dinero para pagar la enorme deuda.

Por su estatus de estado libre asociado de Estados Unidos, Puerto Rico no puede acogerse a la ley de bancarrota norteamericana, como lo hicieron en el pasado para sanear sus finanzas localidades como Detroit.

Por eso, a partir del lunes el gobierno puertorriqueño comenzará una difícil negociación con bonistas para lograr una moratoria de la deuda y evitar un default.

Mientras tanto, la población sufre día a día la crisis, en una isla de 3.5 millones de habitantes donde el desempleo se ubica en 12.4%, más del doble del 5.3% en Estados Unidos continental.

Noemí Vargas, de 59 años, busca ofertas en el Paseo de Diego. Recientemente en la tienda para la que trabaja le redujeron el horario de 30 a 16 horas semanales, por la situación económica.

"Menos mal que mis hijos ya se casaron", dice Vargas, al admitir que no le sería posible mantenerlos.

Las quejas también se escuchaban en el mayor centro comercial de Puerto Rico, Plaza Las Américas, donde se observaba gente paseando pero pocas con bolsas de compras.

"La situación está super difícil, más cuando uno tiene hijos", dice Dagmaris Santiago, de 38 años. "Yo estoy acá por obligación, para comprar un regalo" a su hija menor, que cumple 13 años. El esposo de Santiago trabaja en la construcción, pero no hay mucha actividad. "Trabaja una semana sí y dos no", dice.

Una palabra se repite en la boca de los puertorriqueños, desde años sumergidos en la recesión: "Resignación".

"Hay que acostumbrarse", dice Sarina Ostolaza.

La clave, el crecimiento

La crisis se ha ido abonando por años, explica José J. Villamil, analista de la consultora Estudios Técnicos en San Juan.

Desde principios de 2000 "lo que ha pasado típicamente es que cada gobierno ha ido postergando medidas. No tenían dinero, pues emitían deuda para cubrir el déficit", dice Villamil.

Ya no se puede: las agencias de calificación han degradado a "chatarra" la deuda de Puerto Rico, cerrándole las puertas al mercado de bonos.

"El problema principal es que esta es una economía que perdió su capacidad de generar crecimiento", destaca Villamil, luego de que en años pasados emigraran empresas estadounidenses que disfrutaron de exenciones fiscales que finalizaron.

Puerto Rico entró en "un círculo vicioso de contracción, emigración, austeridad e impuestos", reconoció el gobernador García Padilla, quien adelanta consultas con sectores de la isla para concretar un plan de ajustes que corrija el rumbo.

Pero la tarea será ardua. "El tema más difícil es cómo reactivar la economía y eso va a tomar tiempo", advierte Villamil.

fondo@eleconomista.com.mx

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