Referéndum sin sentido

El viernes pasado los mercados festejaban con euforia los acuerdos alcanzados en Bruselas para enfrentar la crisis de deuda de los países europeos y ahora Grecia vuelve a ser el foco de atención ante la próxima instrumentación de un referéndum, sin sentido, sobre la aceptación o no de la ayuda financiera por parte de la eurozona, anuncio que hizo tambalear, con razón, a los mercados financieros.

El pasado miércoles, las autoridades financieras de Europa dieron un paso importante hacia la solución de la problemática de esa región. Sin ser un plan definitivo, el programa tiene un matiz integral que buscaba hacer frente a la difícil situación a través de tres vertientes: incrementar el alcance económico del Fondo Europeo de Estabilización Financiera, la recapitalización de la banca y el apoyo a los países con problemas financieros, como la quita de deuda de Grecia.

Uno de los países más beneficiados de estos acuerdos era precisamente Grecia, por lo que sorprende aún más la decisión del primer ministro griego Giorgos Papandreou de someter a referéndum el acuerdo alcanzado con la zona euro para solucionar su profunda crisis económica.

La justificación del Primer Ministro griego para proponer tal disparate es que recibir tal ayuda supone la instrumentación de una serie de medidas de austeridad que claramente impactarían a la población; en tal sentido, cualquier medida que impacte el futuro del país requiere de la aprobación de los ciudadanos. Desde el punto de vista de Papandreou, la profunda trasformación del país requiere de un respaldo amplio de la sociedad con el fin de que se implementen de manera exitosa las reformas estructurales y fiscales que se necesitan en los siguientes años.

La decisión podría tener consecuencias graves, no sólo para Grecia, sino también para la eurozona y el mundo. Habrá que partir diciendo que la medida se tomó de manera unilateral, sin mediar consulta con ninguno de los socios de la zona euro, lo que claramente irritó a todos los miembros de la región, además de originar una alta volatilidad en los mercados financieros internacionales.

La incertidumbre se disparó con justificada razón toda vez que la decisión de someter a referéndum las reformas pactadas con la UE compromete la permanencia de Grecia en la zona euro y siembra una amenaza adicional a la viabilidad de la región en su conjunto. Adicionalmente, si los acuerdos alcanzados son rechazados, Grecia se acercaría más al camino del default, lo que impactaría de manera directa a todos los tenedores de bonos griegos, y esto alteraría profundamente la estabilidad financiera del mundo.

El referéndum propuesto por el presidente Papandreou parece fuera de toda lógica económica, ya que el rechazo de la ayuda concedida a Grecia por parte de la UE implicaría el aislamiento del país y entrar en una profunda recesión que se extendería por varios años.

Por supuesto, el resultado del referéndum va a ser un rotundo no, y eso ya lo sabe el Primer Ministro griego. Las últimas encuestas muestran que 60% de los ciudadanos considera negativos los acuerdos alcanzados el pasado miércoles, lo que permite adelantar un rechazo a la ayuda concedida a Grecia.

El presidente Papandreou se echó encima a propios y extraños. El líder del partido de oposición en Grecia indicó que su organismo político hará todo lo posible para evitar este experimento y destacó la necesidad de convocar a elecciones anticipadas.

La decisión de Grecia seguramente modificará la agenda de la próxima cumbre del G-20 a celebrarse el jueves y viernes en Cannes, Francia. Por lo pronto, los mercados financieros seguirán siendo presa de la incertidumbre proveniente de un pequeño país europeo en donde la irracionalidad afectará, inevitablemente, más temprano que tarde, a la propia sociedad.

*Manuel Guzmán M. es director ejecutivo de Administración de Portafolios y Análisis y Estrategia Económica de Grupo Financiero Ve Por Más.