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2 de junio, voto es destino
Ayer 29 de mayo, cerraron sus campañas los candidatos a la Presidencia de la República y en general los aspirantes a gubernaturas, alcaldías y presidencias municipales.
El próximo 2 de junio se realizará la votación en la que podrán participar casi 100 millones de mexicanos por quienes se postulan a más de 20 mil cargos públicos.
El voto ciudadano definirá quién será la próxima Presidenta de México; quién gobernará la ciudad capital; quienes encabezarán los gobiernos de 9 entidades de la República y de múltiples municipios y alcaldías.
Y por supuesto, cómo quedarán constituídas las fuerzas político partidistas en el Congreso de la Unión.
La sociedad mexicana, a través del sufragio, definirá el modelo político y económico que regirá el próximo sexenio.
Idealmente –con independencia del uso del aparato del Estado para influir– será el voto ciudadano el que decidirá el destino de México.
La selección será entre la continuidad o el cambio que han ofrecido las candidatas punteras.
Lo que parece claro y así lo refleja la tranquilidad que han mostrado hasta ahora en su comportamiento los mercados, es que en ninguno de los dos casos se anticipan cambios radicales.
Por lo menos en cuanto a la estabilidad macroeconómica.
En ese sentido, desde el sexenio de Miguel de la Madrid, no ha variado la estrategia macro en términos económicos.
En los últimos años, la alternancia partidista en el poder, ha mantenido la ortodoxia.
En el actual gobierno, aunque en el último año, se desvió con un elevado déficit, está dejando la tarea a su sucesora, para que retome la senda de la disciplina fiscal.
Está claro que quien gane la Presidencia de la República, enfrentará el mismo reto: un ajuste fiscal impresionante.
Tendrá que reducir el déficit fiscal de casi 6% al 3%.
Y lo tendrá que hacer con una cantidad notable de compromisos crecientes por afrontar.
Entre ellos, el de las pensiones y el costo financiero de la deuda, más el riesgo Pemex.
Y al mismo tiempo, tendrá que actuar, con grado de emergencia, para procurar ofrecer lo más rápido posible las necesidades de energía, agua e infraestructura que se requieren para atrapar al tren del nearshoring.
El tránsito de un gobierno a otro tendrá un alto grado de dificultad. Muy distinto al que heredó el gobierno lopezobradorista que contó con los “guardaditos” que heredó del gobierno peñista por un total de 360 mil millones de pesos (a precios del 2023) y de los cuales al cierre del año pasado sólo quedaban 40 mil millones de pesos.
Tales son apenas una parte de los retos económicos. Habrá que agregar los políticos y sociales.
Por lo pronto, las grandes preguntas son:
¿Pasará la prueba de fuego el más controvertido proceso electoral en México, de los últimos años?
¿El entramado institucional contará con la fuerza, la credibilidad y la confianza necesaria para que se realice una votación transparente?
¿Cuál será la reacción presidencial frente a un eventual escenario adverso?
¿Qué decisiones tomará en el último tramo de su gobierno?
¿Qué tipo de discurso y declaraciones observaremos de la ganadora?
¿Cómo se comportarán los partidos políticos de cara a los resultados que se registren en el Congreso?. Lo veremos.
México tiene un enorme potencial en términos económicos.
Sin duda, es un polo de atracción mundial para las inversiones, por su cercanía geográfica con Estados Unidos.
Y el avance que tenga México, depende más del modelo económico y político que escoja.
La alternancia en el poder ha dejado claro que la estabilidad macroeconómica es clave.
La ciudadanía está por decantarse por uno u otro modelo económico. Pero también por mantener o no el rumbo hacia la profundización o no del sistema democrático que se venía construyendo.
La ciudadanía tiene hoy el poder de su voto. Será el sufragio el que defina el destino de México. Veremos.
Atisbos
En el contexto de la acción de inconstitucionalidad que presentaron los legisladores de los partidos de oposición al gobierno en contra de la Ley de Pensiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador, comentó que “(en la Corte) son capaces de todo, yo tengo muy mala experiencia, es que no están para defender a los trabajadores, están al servicio de las minorías”.
Y luego realizó una expresión temeraria: “siempre va a haber recursos, nunca van a faltar, estamos juntando todos los recursos para que tenga fondos siempre”.
La declaración presidencial llama la atención, precisamente porque no hay garantía de fuentes concretas que puedan aportar los recursos que se requerirán en el tiempo para pagar el aumento a las pensiones. Al tiempo.