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A pesar de la estridencia, el sistema funciona
Hoy existen en México 69 ahorradores de todo el sistema bancario que tienen temor de perder parte de sus ahorros tras el inicio del proceso de liquidación del Banco Accendo.
Menos de 70 de más de 1,500 ahorradores de un banco que apenas representaba 0.08% de todo el sistema bancario en México. Nada. Y esto es posible porque las instituciones funcionan.
Claro, lo ideal habría sido identificar a tiempo las malas prácticas en ese banco para evitar llegar hasta la revocación de la licencia, pero al final la Secretaría de Hacienda, el Banco de México, la Comisión Nacional Bancaria, el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario y hasta la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros actuaron a tiempo para que 96% de los ahorradores afectados tuviera certeza de recuperar sus depósitos y dejar todo en una anécdota para la opinión pública y no en una corrida contra los bancos.
Otra vez, valdría la pena afinar la puntería de la regulación y supervisión bancarias porque ya en junio del año pasado también Banco Ahorro Famsa hizo pasar otro mal trago al sistema financiero.
Pero todo funciona y reacciona de acuerdo con estos mecanismos que se han perfeccionado durante décadas en México, después de aquel negro episodio que empezó con la nacionalización de la banca en 1982, la fallida reprivatización bancaria de inicios de los 90 y la crisis sistémica de 1995.
Decía la abuela que el que con la leche se quema, hasta al jocoque le sopla y México decidió ser el primer país en adoptar las estrictas reglas de capital internacionales, conocidas como Basilea III, así como otras medidas de control del sistema financiero.
La gran fortuna es que a pesar de toda la estridencia que ha traído consigo un gobierno del corte de la 4T, a pesar de lo que se escucha cotidianamente en las mañanas en Palacio Nacional, el actual gobierno mantiene funcionando todas estas instituciones que se encargan de aplicar las reglas que procuran las mejores prácticas bancarias.
Entre los mantras presidenciales está aquel, afortunadamente, de mantener las finanzas públicas sanas. La continuidad de estos mecanismos creados durante años en México para el buen funcionamiento del sistema bancario y el sistema financiero en general es una condición indispensable para conseguir ese objetivo.
Hay mucha estridencia en el discurso presidencial, pero sigue funcionando el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero, donde participan todos esos organismos autónomos que tanto molestan al Presidente, más la Secretaría de Hacienda, y tienen la posibilidad de ser críticos, aunque su comunicación sea eufemística.
Como sea, en su actualización del balance de riesgos del sistema financiero mexicano advierten la debilidad del mercado interno, en sentido contrario al discurso de una recuperación pareja, el aumento del costo país y las presiones financieras sobre Pemex y los efectos que el manejo de sus pasivos puede tener en las calificaciones crediticias.
No dejan de mostrar su atención a la volatilidad de los mercados financieros globales, donde participan los instrumentos denominados en pesos mexicanos y en la recuperación económica más lenta y dispar en el mundo.
En fin, hay un discurso de desprecio a las instituciones del neoliberalismo, y, sin embargo, se mueven.
Consejo de Estabilidad, vigila
Mercado Interno
En su actualización del balance de riesgos del sistema financiero el Consejo de Estabilidad advierte la debilidad del mercado interno.
Presión en la nota
El aumento del costo país y las presiones financieras sobre Pemex y el manejo de sus pasivos pueden afectar la nota del país.
Autonomía
En el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero participan todos los organismos autónomos que tanto molestan al Presidente.