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Opinión

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¿A quién le importa la corrupción?

Foto: Shutterstock

Hace unos días y después de un largo paréntesis de cuatro años, la actual administración inesperadamente se preocupó por actos corruptos que podría haber cometido nada más y nada menos que Enrique Peña Nieto. Y así, de repente, comienza a hablarse en la mañanera de depósitos, transferencias y otros movimientos sospechosos en donde al parecer participaron familiares del expresidente de México. Casualmente, esta preocupación presidencial (en donde intervienen la UIF y la muy independiente FGR) surge en medio de un lamentable pleito transmitido en vivo y a todo color entre la gobernadora Sansores y el todavía dirigente del PRI, Alíto Moreno. 

En este vulgar asunto se muestran sin pudor alguno numerosas grabaciones telefónicas y otras llevadas a cabo con micrófonos ocultos para evidenciar la corrupción no sólo del exgobernador de Campeche, sino, aunque no se den cuenta, de toda la actual administración. Esto es, el espionaje queda, a partir de este oprobioso incidente, institucionalizado. Porque ahora sí que, “haiga sido como haiga sido”, se da el reconocimiento explícito de que el gobierno espía a sus adversarios políticos y por si fuera poco se siente orgulloso de ello ya que (dice la 4T…el fin justifica los medios) desenmascara la corrupción de sus oponentes. ¡Increíble!

Merece comentario aparte el lenguaje muy perturbador del dirigente priista, con todas las implicaciones políticas y éticas contenidas en sus soeces conversaciones. Todo esto lo escuchamos y sabemos. Pero…del otro lado la cosa no está mejor. Me asombra el absoluto descaro de la Sra. Sansores para asumir públicamente que vivimos en una especie de Estado policíaco en donde todos y no más porque así conviene a los intereses del gobierno, podemos ser espiados y exhibidos sin que suceda absolutamente nada. Me puedo imaginar lo feliz que podría estar Richard Nixon de vivir en un mundo como este.

En el fondo lo que me preocupa más es que parecería que a nadie le importa un carajo la corrupción. Ni al gobierno, aunque su mantra sea ir en contra de ella, ni tampoco a la mayoría de políticos ni de los ciudadanos. El famoso combate a la corrupción y la exhibición de los corruptos es una herramienta más que se usa cuando conviene utilizarla con fines electorales (como cuando se acercan las elecciones del Estado de México y Coahuila) para acumular más poder y hasta ahí llegamos. Opacidad, adjudicaciones directas, acuerdos en lo oscurito, impunidad absoluta para los que reciben recursos en bolsas de papel, cobro de diezmos, apoyo a delatores que no tienen nada que delatar, reserva de información por cuestiones de “seguridad nacional” y como cereza en el pastel. amedrentar al opositor.  Este es el nombre del juego.

En estos tiempos revueltos se espía, se denuncia cuando conviene, se usa, se exhibe, se amenaza y pareciera que cada vez es mas difícil dividir a la humanidad entre buenos y malos…en mayor o menor medida nuestro mundo se está envileciendo.

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