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Adiós al INSABI
El Congreso mexicano aprobó decretar la muerte de lo que nunca nació: el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Fue fundado el 1º de enero de 2020 por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Su creación provocó la desaparición del Seguro Popular que daba protección médica a 15 millones de mexicanos y brindaba más de 40 millones de consultas externas, casi ocho millones de consultas de alta especialidad, millón y medio de mastografías y más de un millón de pruebas de papanicolaou.
Si Felipe Calderón dejó mil hospitales públicos inconclusos y Enrique Peña Nieto abandonó cientos de bodegas con medicinas caducas, esta administración no se quedó atrás.
Junto con el Insabi iniciaron los fatales efectos del coronavirus en el mundo y se revelaron las serias deficiencias del sector salud, la crisis del sistema de compras de insumos médicos, el desabasto de medicinas, la falta de camas y ventiladores para atender a las víctimas de la pandemia y la criminal escasez de medicamentos para el cáncer infantil.
El tamaño del fracaso es evidente. Cerca de tres mil niños con cáncer murieron por la falta de medicinas y México, según la OMS, tuvo el segundo peor desempeño en la atención de Covid de América Latina, sólo por debajo de Brasil, con más de 333 mil decesos, relacionados con la pandemia. Un desastre.
La oferta de alcanzar servicios médicos de la calidad de Dinamarca en México se quedó en otra promesa incumplida. Millones de mexicanos, principalmente los más pobres, se quedaron sin atención médica y sin medicinas porque la 4T creó un instituto sin tener un diagnóstico previo y colocó al frente del mismo a personal sin experiencia, evidenciando el fracaso de la máxima presidencial: 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad.
Exactamente tres años, tres meses y 26 días después del inicio de actividades del Insabi, la mayoría de los legisladores de Morena en el Congreso votaron por su extinción con avidez y ligereza, sin dictamen de las comisiones, sin discusión en tribuna y apenas unas horas después de presentada la iniciativa.
Hoy, la construcción del nuevo sistema de salud en México está en marcha con el liderazgo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Con más de 17 mil millones de pesos de deudas heredadas por el Insabi, Zoé Robledo deberá demostrar su capacidad para sortear los obstáculos financieros; encontrar espacios de negociación con la agenda política secuestrada por la sucesión presidencial; y obtener recursos presupuestales de la Federación y los estados, con el poder disminuido de todo final de sexenio. Una deuda que no solo es económica, es moral.