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Opinión

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Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones

La presidenta electa Claudia Sheinbaum creará una Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT). 

Todo indica que el responsable de dirigirla será José Antonio Peña Merino, ex titular de la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México, coordinador técnico de los Diálogos por la Transformación durante la campaña de Sheinbaum y quien la ha representado en diálogos con la industria de telecomunicaciones en México, como le comenté en este espacio

No sabemos si será el nombre definitivo de esta nueva institución, pero sí sabemos que se creará sin costo adicional. Esto último debe encender las alarmas, porque una dependencia sin presupuesto suficiente puede estar condenada al fracaso. 

¿La ATDT sustituirá la actual Coordinación de Estrategia Digital Nacional de la Oficina de la Presidencia de la República, que este sexenio por concluir transitó sin pena ni gloria al mando de Emilio Calderón? 

La primera parte de la denominación de la ATDT es esperanzadora y la segunda parte es problemática. El componente de “Agencia de Transformación Digital” quiere decir que se abocará a la digitalización de la Administración Pública Federal. 

Por un documento denominado “Prosperidad compartida”, presentado por Sheinbaum ante la cúpula empresarial de México, sabemos que la ATDT procurará 50% menos trámites, 50% menos tiempo, 50% menos requisitos y 80% de procedimientos digitalizados. 

Para ello se prevé transitar de la Ley General de Mejora Regulatoria a la Ley General de Simplificación y Digitalización. ¿La ley de simplificación creará la ATDT? ¿Qué pasará con la Estrategia Digital Nacional que se encuentra en el Reglamento de la Oficina de la Presidencia de la República? Son algunas de las preguntas que comienzan a surgir. 

Digitalizar el gobierno o transformarlo en un Estado digital es muy positivo: habrá mejores servicios públicos y menos corrupción. 

La palabra “Telecomunicaciones” en la denominación de la ATDT abre el campo a muchas interpretaciones y especulaciones, en tanto no conozcamos el decreto de creación de la Agencia, su diseño institucional y atribuciones.

Una primera especulación es que Sheinbaum sí optará por extinguir el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), aprovechando su legitimidad electoral y la construcción de una mayoría calificada en el Congreso de la Unión que le permita modificar la Constitución. 

En El Economista le platiqué que dentro del paquete de iniciativas constitucionales y legales que presentó el presidente López Obrador el 5 de febrero de 2024, se encuentra la extinción del IFT como organismo constitucional autónomo, cuyas funciones regulatorias serían asumidas por “la dependencia encargada de elaborar y conducir las políticas de telecomunicaciones y radiodifusión” dentro de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).

Aquí ya se cruzan los cables con la futura ATDT, porque el actual Reglamento Interior de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes tiene adscrita la unidad administrativa Subsecretaría de Comunicaciones y Transportes, la cual tiene a su cargo la Dirección General de Inclusión Digital y Redes de Telecomunicaciones y la Dirección General de Políticas de Telecomunicaciones y Radiodifusión. 

O sea, en caso de que Sheinbaum decidiera desaparecer el IFT, sus atribuciones regulatorias se sumarían a las de política pública que ya realiza la Subsecretaría de Comunicaciones y Transportes de la SICT. 

El término “telecomunicaciones” de la futura ATDT también puede referirse no a la política pública de telecomunicaciones (atribución de la SICT) ni a su regulación (mientras exista, facultad exclusiva del IFT), sino a las redes y servicios de telecomunicaciones que instale y opere la ATDT para digitalizar el gobierno. Es decir, las redes, enlaces e Internet internos para que funcione el gobierno federal.

Hay más dudas: la ATDT entiende la Internet y la conectividad como un derecho, por lo que “toda persona debe tener una opción cercana, gratuita, libre y abierta de conectividad”. Esa visión es muy bonita y se traduce en que la ATDT dictará la política de conectividad, haciendo cortocircuito con la SICT, responsable de esa tarea mediante la Dirección General de Inclusión Digital y Redes de Telecomunicaciones.

Es un problema que la ATDT y la SICT se empaten y saquen chispas porque -por experiencia y como recomendación- es preferible que una sola instancia e institución concentre la función de diagnóstico, diseño, implementación, ejecución y medición de los resultados de la política pública digital. 

Hay más señales de que la ATDT será la responsable de la política de telecomunicaciones, sin que hasta el momento estén resueltas las duplicidades con la SICT. La ATDT se encargará del Programa Nacional de Telecomunicaciones, de la Política Satelital y de poner en órbita un nuevo satélite en 2027, todo ello atribuciones de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.

Finalmente, la nueva ATDT quiere encargarse de la eficiencia y cobertura social del espectro radioeléctrico, en franca confrontación con la función reguladora del IFT, que cada año publica o actualiza el Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias. Es decir, la ATDT también quiere regular el espectro radioeléctrico que le toca al IFT que, de extinguirse, le correspondería regular a la SICT, que entraría en duplicidad de funciones con la ATDT que quiere hacerlo.

Hasta el momento la idea de creación de la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones es un galimatías y un nudo gordiano de atribuciones de política digital, de conectividad, de telecomunicaciones, satelital y de cobertura social del espectro. La ventaja es que José Merino tiene tiempo para resolverla si construye diálogo y colaboración con todo el ecosistema digital.

X: @beltmondi

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Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Analista de medios y telecomunicaciones y académico de la UNAM. Estudia los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, las telecomunicaciones, la comunicación política y el periodismo. Es autor del libro El presidencialismo mediático. Medios y poder durante el gobierno de Vicente Fox.

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