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¡Agua! desabasto y falta de inversión
La severa sequía ha provocado una crisis de desabasto de agua en el norte del país, principalmente en Monterrey, Nuevo León.
Frente a esa realidad, el Presidente de la República, por tercera ocasión consecutiva, fustigó a las empresas cerveceras y refresqueras y las conminó a parar o reducir su producción.
La convocatoria presidencial parece un grito desesperado, originado en la urgencia de la coyuntura.
También es posible que el dedo acusador busque culpar al villano favorito del régimen: el sector empresarial.
En particular, a las refresqueras y cerveceras. No es una mera elucubración. El volumen que consumen las industrias cerveceras y refresqueras es menor, respecto de otros sectores.
De acuerdo con los datos de Conagua, en Nuevo León, el 70.4% del agua disponible lo consume la agricultura, el 25.55% el público y sólo el 4.1% la industria.
Las empresas cerveceras y refresqueras representan importantes fuentes de empleos y generación de divisas.
Su afectación podría mermar no sólo las utilidades de esos negocios, sino el empleo y la operación de una industria pujante.
Además de que las más importantes, de entre un numeroso grupo de empresas, han contribuido con la cesión de parte del volumen del agua que tienen concesionada. Heineken ha anunciado una serie de medidas de mitigación.
El problema del agua en México es muy complejo y no es nuevo, data de hace muchos años.
En el fondo de la problemática, subyace un diagnóstico multisectorial que deja ver la falta de inversión pública federal, estatal y municipal.
Sin demérito de los esfuerzos que realizan dependencias como Conagua y otras dependencias en los estados de la República, lo cierto es que el presupuesto que se les destina es insuficiente.
El problema central, es decir, la sequía, tiene que ver con factores ajenos a las políticas gubernamentales, salvo aquellas que tienen que ver con las medidas preventivas para enfrentar el cambio climático.
La sequía se ha convertido en un fenómeno cíclico y cada vez más pernicioso. Se trata de una consecuencia del cambio climático. El desabasto de agua, se explica en parte por la sequía. Pero sólo en parte. Otra parte importante, lo explica la falta de inversión de los gobiernos en infraestructura hidráulica.
Hay que insistir. No se trata de falta de inversión sólo en éste gobierno. La falta de inversión viene de muchos años atrás.
Los datos estadísticos oficiales –los únicos que deben ser atendidos– revelan que se incumple con el artículo cuarto constitucional: entre 10 y 14 millones de mexicanos no tienen una red de agua potable y sólo 20 de los 2 mil 471 municipios de México tienen capacidad financiera para los organismos operadores de agua.
En otras palabras, hace falta inversión pública para enfrentar el problema del desabasto de agua.
Germán Martínez Santoyo, director general de la Conagua, informa que en la zona metropolitana de Monterrey se registra un déficit de 3 mil 236 litros por segundo de un total de 16 mil 180 litros que se requieren para el suministro.De ese total, a la industria se abastece el 10%.
Heriberto Montes, gerente de Aguas Superficiales de Conagua, aclara que no existe una declaratoria de emergencia como tal. Se trata de un acuerdo de carácter general, que permite llevar a cabo acciones preventivas y de mitigación a la sequía.
Martínez Santoyo ha informado que hay 63 empresas o industrias, que son las que tienen los mayores volúmenes de agua concesionados.
Todas ellas obtienen del acuífero mil 600 litros por segundo, que equivale al 32 por ciento del total del agua subterránea.
De esas 63, 38 ya acordaron con Conagua y el estado de Nuevo León aportar 298 litros por segundo y se estima llegar a un volumen total de hasta 500 litros por segundo.
El funcionario ha reiterado el llamado a los industriales para que transfieran de manera voluntaria y temporal agua para fortalecer el suministro a la red de agua potable de la zona metropolitana de Monterrey.
El problema del agua es multifactorial, sin duda. Y las consecuencias del desabasto tienen muchas implicaciones, pero las más importantes son las sociales.
El actual gobierno, comprometido con los más pobres, tiene una enorme oportunidad de romper con el círculo vicioso de la insuficiente inversión en obras hidráulicas. A ver.