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Opinión

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Algunas lecciones de las elecciones

Een Edomex, menos de la mitad del electorado sufragó y de ese porcentaje, la ganadora de la contienda representará de forma efectiva a cerca de un 30% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral de dicho estado.

No hay duda, nuevamente queda claro que el gran enemigo de la democracia mexicana y seguramente de la democracia a nivel global es el abstencionismo. En ese cómodo lugar para quienes como fuerza política han logrado una base sólida de votantes, es una zona conveniente para legitimar una elección con muy pequeños porcentajes que retan a la representatividad.

Tan solo habrá que conocer el dato duro con el cual sabremos que, respecto a la más reciente elección en 2017, la reciente elección en Coahuila y Estado de México representó una disminución de 4% del electorado. Esta cifra se traduce en que, en Edomex, menos de la mitad del electorado sufragó y de ese porcentaje, la ganadora de la contienda representará de forma efectiva a cerca de un 30% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral de dicho estado. Conforme a los estudios más recientes, el tramo generacional que menos vota se encuentra entre los 19 y los 39 años; esto debe ser un poderoso llamado de atención a los partidos políticos para que, en su propio modelo de comunicación y aproximación hacia la sociedad, puedan incluir líneas reales de diálogo hacia el exterior, en vez de perderse en diálogos sordos que sólo atienden a un público que se ubica dentro de sus propias filas. Los partidos políticos están fallando implacablemente en cumplir con uno de sus principales cometidos: involucrar a la sociedad en el diálogo político que se traduzca en la voluntad de ejercer un sufragio de forma responsable e informada.

Pero por otra parte, se ve sumamente complejo que la oposición representada en la alianza del PAN, PRI y PRD, puedan ganar posiciones y escaños en el 2024, si no buscan esa atracción efectiva del voto blando o de un real voto ciudadano por convicción. El voto duro sumado de las oposiciones en el Estado de México rondó en los 2 millones 300,000 votos, cuando el voto atraído no rebasó los 450,000 ciudadanos. En un universo de más de 12 y medio millones de electores, es una cantidad poco significativa.

Y aquí habrá que ver qué sigue para quien se ha autoproclamado como el partido político de mayor peso en la pasada jornada electoral.

El Partido Revolucionario Institucional debe entender que, bajo un liderazgo que exuda profusamente sus personales ambiciones, no irá mas que en la ruta de la agonía. Estamos ante un partido que refuerza sus negativos con los de su dirigencia; que de 14 gubernaturas en 2017 ahora tiene dos y que su voto duro se disminuye día a día desde lo que le resta que no es más de 7 millones en todo el país. Un partido cuyo dirigente busca ser candidato a presidente cuando ha incinerado todo a su alcance hoy será más un lastre que un aliciente para una alianza que no encuentra ni rutas ni figuras. El horizonte es borroso para quienes no lo entiendan.

Twitter: @gdeloya

Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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