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Opinión

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Banco de México: apertura comunicacional

Es un gran acierto que se haya decidido ampliar y fortalecer la interlocución del Banco de México con el público, en particular con  jóvenes y niños...

Un amigo que prestó sus servicios por décadas en el Banco Central platica la anécdota de que, tanto en ambientes laborales como académicos y sociales, con mucha frecuencia al explicar que trabajaba en el Banco de México, la respuesta por parte de sus interlocutores era: “¡Ah, en Banamex, verdad!”.

El Banco de México ha padecido efectivamente un déficit de identificación institucional y también una gran brecha de desconocimiento público sobre su función principal (proveer de moneda –billetes y piezas metálicas– a la economía nacional) y las implicaciones que ello conlleva. En razón de esas carencias, es que está perfectamente justificado que el Gobernador de la institución, el economista Alejandro Díaz de León, haya decidido abrir con el público interesado una nueva ventanilla de comunicación y conversación bajo el título de webinar banxico.

La estrategia de apertura comunicacional se inició en el Banco de México con el otorgamiento de su autonomía en el año 1994. La lógica implícita es que la contrapartida de esa autonomía sea un compromiso de transparencia y rendición de cuentas por parte de la entidad. De hecho, ese proceso de apertura fue de carácter mundial, con la consolidación en el orbe de los principales bancos centrales autónomos y el principio de la comunicación como un instrumento de importancia para la conducción de la política monetaria.

Pero en paralelo, también ha existido una necesidad de que el Banco de México participe de una manera más activa en un proceso de capacitación en el país para que se entienda la importancia del fenómeno de la moneda. Todos manejamos billetes y monedas desde temprana edad y designamos los precios en pesos, pero pocos están enterados de cual institución emite el dinero y cómo lo hace y distribuye a lo largo y ancho de la República.

Es, en definitiva, un gran acierto que se haya decidido ampliar y fortalecer la interlocución del Banco de México, en particular con los jóvenes y niños que encarnan nuestro futuro. El nuevo mecanismo comunicacional tiene la virtud adicional de no ser unidireccional sino interactivo, con diálogo entre el instituto central y sus auditorios. En ese espacio se contestan las preguntas que hace el público de una manera amena y didáctica, dirigida al corazón de los asuntos del intrincado mundo de la moneda. Ojalá también al corazón del importante huésped que reside en Palacio Nacional llegue el reconocimiento a estos destacados esfuerzos.

bdonatello@eleconomista.com.mx

Columnista

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