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Banco de México: no hay que aflojar... aún
Las declaraciones recientes de la gobernadora Rodríguez y el subgobernador Mejía telegrafiaron a los mercados con claridad que bajaría la tasa de referencia en la reunión de la Junta de Gobierno del 21 de marzo. A pesar de que la mayoría de los analistas anticiparon la reducción de 25 puntos base, la discusión sin consenso ha continuado. Tampoco fue unánime la decisión en la junta, ya que la subgobernadora Irene Espinosa votó en contra. Los analistas que estuvieron de acuerdo con la decisión ven que el entorno inflacionario va francamente a la baja, que la tasa de interés real ex ante sigue siendo muy elevada y que, por ende, la postura de la política monetaria sigue siendo “innecesariamente” restrictiva. Pero reconocen que esta decisión no es el inicio de un ciclo de bajas de la tasa. Consideran también que una paulatina reducción del diferencial de tasas de interés entre Estados Unidos y México puede coadyuvar a una depreciación ordenada del tipo de cambio para reducir la “sobrevaluación”.
Por otro lado, estamos los que consideramos que la decisión fue apresurada, riesgosa y manda una señal de tolerancia con el ritmo de la inflación que aún está lejos de la meta del 3 por ciento. La inflación subyacente de 4.7% anual mayor a la general en la primera quincena de marzo no muestra un comportamiento decididamente a la baja y sigue contaminando la formación de precios en la economía. Igualmente, desacoplarse de las decisiones del Fed tiene sus riesgos, principalmente sobre el tipo de cambio. Asimismo, la política fiscal expansiva debe ser contrarrestada con una política monetaria más restrictiva. De igual forma, la incertidumbre política llama a ser cautos en el manejo monetario. El balance de riesgos que, el mismo banco reconoce estar sesgado al alza, es otro argumento para no haber movido aún la tasa. Finalmente, las expectativas de inflación a largo plazo no están ancladas; es un indicador para no aflojar el paso.
El Banco de México ha retrasado consistentemente la convergencia hacia la meta anual de la inflación como lo muestra el cuadro de pronósticos que acompaña el boletín (no que sea crucial, pero el banco pone 3.1% en vez de 3% como la meta). El 12 de agosto de 2021 señaló como fecha de convergencia el primer trimestre de 2023; luego el 10 de febrero de 2022 la modificó al tercer trimestre de 2023, y así sucesivamente hasta establecer el 18 de septiembre de 2023 la convergencia para el segundo trimestre de 2025, lo que fue ratificado en la última reunión.
Como parte de su política de comunicación, el banco incluye en el comunicado una “guía prospectiva”, que es una orientación para las expectativas de qué esperar para las decisiones futuras. Sin embargo, son verdades de Perogrullo poco útiles: “En las siguientes reuniones la Junta evaluará, en función de la información disponible, la posibilidad de ajustar la tasa de referencia” (8 de febrero y lo dijo similarmente el 21 de marzo). No pues sí, grave que no fuera de esa forma.
Hay un dicho sabio entre banqueros centrales: “es preferible errar por el lado restrictivo que por el expansivo”. Al parecer en la junta sólo una integrante pensó así.
X: @frubli