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Opinión

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Banxico en la zona de bateo

El trabajo de la Junta de Gobierno es tomar decisiones en condiciones de información imperfecta, con base en un cálculo de riesgos, de costos y beneficios.

El gobernador Agustín Carstens y los otros cuatro subgobernadores de la Junta de Gobierno de Banxico estarán en la zona de bateo de la política monetaria. En los mercados se asigna una probabilidad alta a que recorten 50 puntos base de la tasa de interés que ha permanecido sin cambios desde julio del 2009. Sin embargo, nada es seguro, la evidente falta de consenso y/o la necesidad de esperar a mayor información podría llevar a que la decisión se posponga a abril o quizá hasta junio, también podría ocurrir, como el año pasado, ?desecharse de momento.

El trabajo de la Junta de Gobierno es tomar decisiones con base en un cálculo de riesgos, de costos y beneficios. Deben ponderarse diversas opciones. ¿La reducción de la tasa de interés ayudará a sostener la actividad económica y el empleo? ¿Será consistente con la convergencia de la inflación a su objetivo permanente de 3 por ciento? ¿Será más rápida la convergencia de la inflación a la meta si no se hace nada? ¿Cuál es el costo de diferir la decisión? ¿Qué pasa si nos equivocamos? Son preguntas inevitables y de difícil respuesta.

El punto de partida es la situación actual de la economía. Después de registrar una caída de 6.3% en el 2009, México ha crecido 4.4% en promedio entre el 2010 y el 2012, este año podría desacelerarse a 3.2 por ciento. Mientras tanto, la brecha del producto negativa que creó la recesión se ha cerrado casi totalmente según mis cálculos y las estimaciones de Banxico. La tasa de desempleo el año pasado se ubicó en 5%, mayor que la que prevalecía antes de la recesión (3.5 por ciento). La inflación cayó el año pasado a 3.6% y las expectativas de inflación de mediano plazo permanece estable a 3.5%, ciertamente arriba del objetivo de 3 por ciento. Sin embargo, factores especiales de corto plazo oscurecen la realidad estructural de la inflación.

Limitar las opciones de política de Banxico a la condición de primero lograr una tasa de inflación y expectativas de inflación igual a la meta es contraproducente, porque le obligaría al banco central a contrarrestar los elevados incrementos de los precios domésticos de la energía y alimentos, mediante la apreciación del peso y/o la restricción del crecimiento de la demanda doméstica. Actualmente, Banxico está cerca de la meta de inflación y la demanda agregada cerca del producto potencial, aunque pienso que ligeramente abajo.

Mi índice de condiciones monetarias es apropiadamente neutra, sin embargo, la decisión de este viernes debe ser sobre el balance de riesgo en el horizonte de los próximos dos años. Estimo que la economía se desacelerará al crecimiento potencial en este primer semestre y podría debilitarse aún más en el segundo semestre si la economía de EU creciera menos de lo esperado. El riesgo dominante en este momento es una caída en la demanda de exportaciones debido a la situación macro en EU y el regreso de la inestabilidad a Europa. Banxico puede ayudar a la economía a enfrentar estos riesgos mediante una reducción de su tasa de interés de política, lo que reducirá la tasa de interés real y evitará una apreciación adicional del peso.

Banxico debe enfocarse en el riesgo de que algo salga mal, que la economía estadounidense crezca menos y que la recuperación sea más lenta del previsto. Ante ese escenario, una reducción de la tasa de interés tiene sentido porque ayudará a compensar parcialmente los efectos en el segundo semestre del riesgo de un menor crecimiento estadounidense sobre la demanda agregada y el empleo, vía menores tasas de interés real y un peso más competitivo del que prevalecería si se mantiene la tasa de interés actual. Todo esto sin modificar la convergencia de la inflación a la meta permanente.

rfeliz@eleconomista.com.mx

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