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Banxico: espejito, espejito
El Banco de México siempre ha sido considerado una especie de “aguafiestas”.
Se ha convertido en el indeseable espejo cruel; el que revela el verdadero rostro, sin retoques.
No es nuevo. Ha sido un “aguafiestas” o “espejo cruel”, desde abril de 1994, cuando por mandato constitucional fue declarado autónomo.
Por más animada que esté la “fiesta” o el “ánimo” del gobierno en curso, su papel es el de mantener la ecuanimidad.
A diferencia de Hacienda, que tiene que promover y “cacarear” los avances y logros en las finanzas públicas y la estabilidad para promover la inversión, la productividad, el consumo y en suma, el crecimiento económico.
Los gobiernos, a través de Hacienda, buscan dar la mejor cara para que no se caiga el ánimo de la fiesta, aunque siempre, con los límites intangibles que obligan a preservar la confianza en ellos.
En cambio, Banxico tiene que señalar con absoluta objetividad el pulso real de la economía.
Mano fría vs presiones
Y debe aplicar con mano fría el peso de su política monetaria para cumplir con su mandato único: la estabilidad de precios.
Sea quien sea el presidente de la República, Banco de México y el cuerpo colegiado que lo gobierna debe mantener siempre su independencia.
Por eso Banxico resulta incómodo a los gobiernos, cuya transitoriedad, los orilla a buscar “el mejor ángulo de la foto”; que el rostro de la economía luzca lo mejor posible.
Algunos incluso hasta han llegado a presionar al banco central para que le “echen una manita” al impulso del crecimiento económico, y le “sugieren” al instituto central que reduzca su tasa de interés de referencia.
Banco de México debe mantener la independencia.
Y además tiene que decir la verdad. Mostrar la imagen real del rostro de la economía.
Por eso también es incómodo el Banco de México, por la crudeza con que revela su perspectiva sobre el comportamiento de la economía mexicana.
Ciclo económico, no político
Una máxima que debe aplicar es mantenerse lejos de los ciclos políticos. Su única prioridad es observar con microscopio el ciclo económico y actuar en consecuencia. A muchos se les escapa que su análisis no responde a intereses políticos.
Responde exclusivamente a la materia económica. Los diagnósticos que emite, se basan en información y fundamentos muy sólidos, y casi siempre resultan incómodos para quienes ocupan la Presidencia de la República. La incomodidad del banco central para los gobiernos se registra en muchas otras partes.
Powell resiste
Un ejemplo actual se registra en el vecino país del norte.
En EU, hemos observado cómo Donald Trump presiona al presidente de la Reserva Federal para que baje el nivel de la tasa de interés, para procurar un mayor crecimiento económico.
A pesar de que fue el propio Trump quien designó a Jerome Powell, —después de que criticó ácidamente a su antecesora Janet Yellen y al final decidió no ratificarla—, el actual presidente ha resistido críticas y embates.
A contracorriente de la opinión generalizada que anticipaba que Powell sería un aliado de Trump, porque este último lo designó y por ser un acaudalado empresario, el número uno de la Reserva Federal ha dado la sorpresa con una actitud independiente. Los bancos centrales tienen un valioso activo que, cuesta mucho trabajo hacer valer y mantener: su credibilidad.
La solidez de su autonomía respecto de los gobiernos depende precisamente de la imparcialidad y objetividad con que observa, pero sobre todo con la que actúa en aras de conseguir la estabilidad de precios.
En México, por estos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado públicamente su inconformidad respecto de los pronósticos y diagnósticos de Banxico.
A pesar de que el banco central bajó su tasa de interés de 8.25% a 8.00% el jefe del Ejecutivo llegó a expresar que Banxico “opina de más”. Con todo y todo, el embate del discurso presidencial contra Banxico se ha atemperado. Pero sobre todo, el presidente de México ha cumplido con el compromiso que hizo desde que tomó posesión: respetar la autonomía del Banco de México.
La junta de gobierno, encabezada por Alejandro Díaz de León, con Javier Eduardo Guzmán, Irene Espinosa, Jonathan Heath y Gerardo Esquivel ha mantenido la ecuanimidad.
Y en los hechos, los dos primeros subgobernadores que designó el presidente López Obrador: Heath y Gerardo Esquivel, han mantenido una posición institucional e independiente del Ejecutivo. Ambos son tuiteros y manifiestan abiertamente sus opiniones, sin desbordar los estrictos cánones de difusión de la información del instituto central.
En días pasados, Esquivel escribió en su cuenta, un comentario que marca su diferencia de opinión con el presidente de la República. Dijo: “sin crecimiento económico, no hay desarrollo”. El jefe del Ejecutivo ha minimizado la baja tasa de crecimiento, al argumentar que lo que le interesa es el desarrollo.
Banco de México es uno de los cuerpos colegiados de mayor confiabilidad y credibilidad del país. Ojalá que se mantenga y se fortalezca. Que siga siendo el: espejito, espejito.
ATISBOS
PEMEX.- Hay varias pistas que dejan ver un probable viraje en el timón gubernamental en su política energética. Entre ellas, están el acercamiento de la italiana ENI con el presidente de la República para informarle del inicio de la producción petrolera de esa compañía. El acuerdo con las empresas de gasoductos. La reunión ayer de la secretaria de Energía, Rocío Nahle con Carlos Slim. Y la nota del Financial Times que anuncia reanudación de los farmouts.
Ojalá se dé el viraje porque el principal foco de preocupación para Banco de México es la posibilidad de que las agencias calificadoras degraden a Pemex, que dirige Octavio Romero y, consecuentemente, la nota soberana. No es la primera vez que pone el dedo en la llaga el banco central sobre la necesidad de atender el riesgo Pemex. Ojalá lo escuchen.