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Banxico: ¿listo para un recorte de tasas?
Los cinco miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México decidieron mantener el objetivo para la tasa de interés. Ello, motivado principalmente, por la continuación de la fase de desinflación ante la mitigación de diversas presiones y la postura monetaria ya alcanzada
Como estaba ampliamente descontado por el mercado, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió, por unanimidad, mantener la tasa objetivo en un nivel de 11.25 por ciento. Con ello refrendó que ha alcanzado la tasa terminal que, según el órgano central, es congruente con la trayectoria requerida para lograr la convergencia de la inflación a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico.
Como es costumbre, dentro del comunicado oficial se remarcó el comportamiento de la inflación general en la mayoría de las economías representativas, la cual continuó disminuyendo, si bien permanece en niveles elevados, particularmente el componente subyacente.
En cuanto al panorama doméstico, se argumentó que la actividad económica ha mostrado resiliencia y un crecimiento mayor al previsto, además que el mercado laboral continúa mostrando fortaleza. Así, Banxico considera que el balance de riesgos para el crecimiento se encuentra equilibrado.
Por su parte, la inflación general en México ha continuado descendiendo, si bien continúa en niveles elevados. Durante julio, la inflación general se ubicó en 4.79% y la subyacente en 6.64 por ciento.
Por su parte, el componente no subyacente continuó en niveles históricamente bajos, al ubicarse, en el mismo periodo, en un nivel de -0.67 por ciento.
En tal contexto, los pronósticos para la inflación general del órgano central permanecieron prácticamente sin cambio. Además, se sigue anticipando que la inflación converja a la meta hacia el cuarto trimestre de 2024.
Ante tal coyuntura, los cinco miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México decidieron mantener el objetivo para la tasa de interés. Ello, motivado principalmente, por la continuación de la fase de desinflación ante la mitigación de diversas presiones y la postura monetaria ya alcanzada.
A pesar de ello, se reconoció que la inflación permanece alta y que el panorama inflacionario continúa siendo muy complejo.
Así, y en aras de mostrar mayor claridad en su comunicación, Banxico dio a conocer su guía prospectiva, en la que afirma que para lograr la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3%, considera que será necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual durante un periodo prolongado.
Ahora, en dicho contexto, resulta natural preguntarse cuándo podrían empezar a instrumentarse recortes en la tasa objetivo toda vez que la inflación ha continuado con un proceso desinflacionario.
Ciertamente, la inflación y su dinámica son los elementos preponderantes a la hora de tomar decisiones monetarias; sin embargo, resulta conveniente mencionar algunas consideraciones.
La primera de ellas es que la tasa objetivo es la principal herramienta de política monetaria con la que cuenta el banco central, pero, la credibilidad de Banxico y las expectativas que busca anclar son igualmente importantes, por lo que sus decisiones deben perseguir el anclaje y la confianza de los agentes económicos. Ello obliga a que la política monetaria, si busca generar una ordenada convergencia inflacionaria, debe ser cauta y prudente.
Segundo, es innegable que la inflación general ha empezado a ceder; sin embargo, tanto el elemento subyacente como la inflación de los servicios se muestran renuentes a descender a una velocidad mayor. Ello podría ser consecuencia de una combinación de factores: un crecimiento económico que probablemente rebasará el 3%, un mercado laboral apretado, revisiones al salario mínimo y un destacable apetito por realizar inversiones en México podrían ser fuentes de presiones inflacionarias hacia adelante que se agravarían si la política monetaria comienza a flexibilizarse prematuramente.
Finalmente, consideramos que el Banco de México ha realizado adecuadamente sus movimientos monetarios a la luz del complejo ambiente por el que atraviesa la inflación.
No obstante, las líneas en las que basa la mayor parte de su comunicación: “será necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual durante un periodo prolongado” resulta una aseveración ambigua que facilita confusiones y genera apuestas innecesarias en el mercado respecto a su próximo movimiento.
Dadas las potenciales fuentes de presiones inflacionarias descritas con anterioridad, consideramos que la tasa se debería posicionar en su actual nivel durante el resto del año.