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Banxico se une al ciclo global de baja en tasas
Con la excepción de Estados Unidos, el resto del mundo enfrenta una fuerte desaceleración que amenaza con convertirse en recesión
Es muy probable que, a menos que haya un cambio en las condiciones financieras, Banxico siga a la Fed
La semana pasada la Junta de Gobierno de Banxico llevó a cabo su quinta reunión de política monetaria del año, reduciendo la tasa de interés objetivo en un cuarto de punto para dejarla en 8 por ciento.
El recorte en la tasa de interés es el primero en poco más de cinco años y pone fin a un ciclo alcista que comenzó en diciembre del 2015 y que llevó la tasa de un mínimo histórico de 3 por ciento a 8.25 por ciento.
A diferencia de las últimas reuniones de política monetaria, en esta ocasión el mercado no tenía total claridad sobre la decisión de Banxico. Aunque en el anuncio anterior de política monetaria en junio Banxico suavizó el tono de su comunicado y abrió la puerta a una política monetaria más acomodaticia, en caso de que las condiciones lo ameritaran, no todos los observadores estaban convencidos de que el recorte se daría en esta reunión.
Aunque una buena parte de los observadores esperaba un recorte la semana pasada, otro tanto importante esperaba que Banxico esperaría hasta la próxima reunión de política monetaria, en septiembre, para reducir la tasa.
La realidad es que las razones a favor de un recorte han adquirido mayor importancia en las últimas semanas.
Dentro de estas razones se encuentran: i) la creciente probabilidad de recortes adicionales en las tasas de interés por parte de la Fed y otros bancos centrales; ii) la mayor probabilidad de una nueva ronda de estímulos cuantitativos en Japón y Europa; iii) una disminución en el balance de riesgos de la inflación a nivel doméstico ante la ausencia de presiones por el lado de la demanda (ante el deterioro en las perspectivas de crecimiento económico) y una mejoría en el comportamiento de la inflación no subyacente.
Sin menospreciar la mejoría en las expectativas inflacionarias, el factor que realmente abrió la puerta al recorte de Banxico fue la tendencia global de reducciones en las tasas de interés que a su vez es consecuencia de un importante deterioro en las expectativas de crecimiento global.
Con la excepción de Estados Unidos, el resto del mundo enfrenta una fuerte desaceleración que amenaza con convertirse en recesión.
Incluso en Estados Unidos, el sector manufacturero se encuentra en recesión desde hace varios meses aunque el empleo y el consumo se mantienen robustos y hacen que el escenario de recesión sea menos probable en ese país.
El creciente enfrentamiento comercial que amenaza con convertirse en una verdadera guerra comercial sin cuartel y una nueva guerra de divisas ha provocado una fuerte reducción en el comercio internacional y una caída en los niveles de inversión global.
El creciente riesgo de una recesión en Europa y Japón, así como una fuerte desaceleración en China y en menor grado en Estados Unidos han abierto un nuevo ciclo de relajación monetaria que Banxico no puede ignorar. Si bien el riesgo de una guerra comercial sin cuartel es el más grande para la economía global, no es el único.
Existen otros riesgos importantes entre los que destacan: la creciente posibilidad de un Brexit sin acuerdo comercial y migratorio entre la Unión Europea y Reino Unido en octubre; un incremento en las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, y el enfrentamiento entre las corrientes democráticas en Hong Kong y China.
Ante este entorno, Banxico consideró que había espacio suficiente para comenzar un ciclo de relajación monetaria sin afectar la estabilidad financiera doméstica.
Es altamente probable que, a menos que haya un cambio importante en las condiciones financieras, Banxico seguirá los pasos de la Fed, que seguramente recortará nuevamente la tasa en su próxima reunión, y recortará la tasa de interés objetivo una vez más en la reunión de septiembre.