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Biden rompe racha de Trump
Joe Biden vivió las tres semanas más amargas de su administración desde la noche del jueves 27 de junio, cuando el debate frente a Trump hizo las veces de un examen médico.
Biden libera la silla de candidato presidencial, pero, sobre todo, abre una fisura profunda en el Partido Demócrata porque no todos apoyan a Kamala Harris como su sucesora.
La decisión de Biden es vital para las aspiraciones de los demócratas, pero no necesariamente la toma a tiempo.
Es sabia porque no seguirá los pasos del presidente Woodrow Wilson quien sufrió un ictus en septiembre de 1919; la enfermedad lo mantuvo encerrado siete meses en la Casa Blanca. Su esposa Edith y su médico Cary Grayson, negaron públicamente la gravedad en la salud del presidente. Una época sin redes sociales ni CNN. Wilson hablaba con un tono debilitado y arrastraba palabras.
David Owen narra la historia en su libro “En el poder y en la enfermedad” (Siruela).
Biden tampoco siguió los pasos de Roosvelt. Sabía que se encontraba enfermo, pero buscó la reelección en 1944. Sufría de hipertensión, disfunción e insuficiencia cardiaca. Toma posesión el 20 de enero de 1945 y muere tres meses después. En marzo pudo viajar para asistir a la famosa Conferencia de Yalta, poco antes de que concluyera la segunda guerra mundial. Roosvelt confundió Malta con Yalta.
La silla que en apariencia tendría las iniciales de Kamala Harris podría cambiar de dueño en el momento en que cualquier político demócrata levante la mano y diga que quiere competir por la candidatura presidencial.
La confrontación inició ayer mismo. La fuerza liberadora que generó la decisión de Biden fue leída por los Clinton como la oportunidad para Kamala Harris, pero Obama tiene otra opinión y lo hizo a través de una “advertencia”. La decisión de Biden, escribió Obama, “deja a demócratas en terreno desconocido”.
Las rachas positivas para los republicanos han terminado.
Donald Trump llevó al terreno divino y teológico el atentado que sufrió la semana pasada, presentándose en la convención republicana como un corderito. La decisión de Biden reparte nuevas cartas y termina con tres semanas de crisis en la Casa Blanca.
Trump no cambia. Es el mismo personaje que encontró en la mercadotecnia su única llave para ganar las elecciones en noviembre de 2016; el mentiroso que socavó la presidencia de su país; el personaje que encarna a la posverdad cuya credencial de vida se llama QAnon; el divulgador de teorías de la conspiración.
A este personaje lo apoya el 40% de los estadounidenses.
Ahora le toca a los demócratas iniciar una racha de triunfos para llegar con fuerza a las elecciones de noviembre. Por lo pronto, Biden tomó una importante decisión: la democracia no depende de él.
@faustopretelin