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Opinión

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Biocomparables, soberanía en salud

Construir la soberanía en salud y la autosuficiencia sanitaria de México que impulse el crecimiento económico, la generación de empleos, el desarrollo tecnológico y la mejora de la balanza comercial, parecería una proclama sumamente idealista.

Pensar en que México podría ser un productor de medicamentos biotecnológicos biocomparables con la capacidad para satisfacer la demanda interna y la posibilidad de exportarlos a toda Latinoamérica y el Caribe, suena como un objetivo inalcanzable.

Los medicamentos biotecnológicos son aquellos que se usan en el tratamiento de enfermedades de alta prevalencia como el cáncer y autoinmunes.

Imaginar que el gobierno mexicano, a través de la Comisión Federal de Prevención de Riesgos Sanitarios (Cofepris), reconoce la ausencia de planes gubernamentales enfocados específicamente en el sector de biotecnología farmacéutica, lo que ha provocado resultados por debajo de los esperados para un país como México.

Y que tiene claro que es vital establecer políticas públicas enfocadas en el fomento de la industria local de biotecnológicos.

Y que la acometida del objetivo de alcanzar la soberanía en salud y la autosuficiencia sanitaria de México, no es tarea exclusiva de los empresarios, sino un propósito que deben atender juntos y coordinadamente con el gobierno.

Y que son imprescindibles cambios institucionales, en específico, a través de procesos regulatorios que promuevan condiciones de competencia más favorables.

Todo suena y parece increíble. Por suerte, sí está ocurriendo.

Ya se está realizando un diálogo, coordinación y trabajo entre la agencia sanitaria de México, encabezada por Alejandro Svarch y el sector industrial, para impulsar juntos la producción de medicamentos biotecnológicos biocomparables.

En el gobierno están conscientes de la necesidad de aumentar la adopción de estas opciones terapéuticas en México, pues tienen un impacto significativo en la sustentabilidad financiera del Sistema Público de Salud y en la economía popular.

Como los medicamentos genéricos intercambiables los medicamentos biotecnológicos biosimilares, son alternativas terapéuticas con la misma eficacia a menor costo. Van algunos datos que ilustran el impacto económico positivo.

Cuando la fabricación de los medicamentos biotecnológicos biocomparables se hace en México, pueden costar hasta un 50% menos que los biotecnológicos innovadores.

En consecuencia, su accesibilidad económica los convierte en una opción indispensable para mejorar la atención y seguridad sanitaria en el país.

De acuerdo con cálculos del sector productivo, adquirir un medicamento biocomparable fabricado en México, permite que el 50% del valor del producto se quede en el país.

Esta cifra puede llegar hasta el 90% cuando la materia prima, es decir, el biofármaco, es producida localmente.

En contraste, la comercialización de medicamentos biosimilares de importación deja menos del 10% de su valor en el mercado mexicano.

La conclusión es que esta dinámica económica resalta no sólo la importancia de la fabricación local en términos de salud, sino también su impacto positivo en la economía y soberanía nacional, por lo que apostar por la producción nacional de medicamentos biosimilares, puede traer consigo un mayor retorno económico.

Alcanzar la soberanía en materia de biosimilares permitiría que México tenga resiliencia en sus cadenas de proveeduría, cuyas vulnerabilidades, como en otras latitudes, quedaron en evidencia durante la emergencia sanitaria por Covid-19.

México no parte de cero, en pos de tan ambicioso y loable objetivo.

Las inversiones en plantas de biotecnología superan los 500 mil millones de dólares. Son inversiones cuantiosas porque la manufactura de este tipo de medicamentos requiere de instalaciones especializadas, equipos de última generación y personal altamente calificado.

Lo positivo de toda esta historia es que gobierno y empresarios ya están enfilados en la consecución del fomento de la producción nacional de medicamentos biotecnológicos biosimilares, tanto para satisfacer la demanda como para fortalecer el suministro de la región.

Como sucedió a lo largo del siglo XX e inicios del siglo XXI con la fabricación de medicamentos genéricos intercambiables, México se encuentra en una posición estratégica para fomentar la producción nacional de medicamentos biotecnológicos biosimilares, para satisfacer la demanda interna y fortalecer el suministro de la región. México cuenta con una industria farmacéutica con capacidades productivas y competencia tecnológica, con universidades y centros de investigación especializados y con una autoridad regulatoria fuerte y transparente, de referencia regional.

Todo está puesto para que México impulse el desarrollo de los medicamentos biotecnológicos biocomparables.

Ojalá el cambio de gobierno implique la continuidad en este esfuerzo. Veremos.

marcomaresg@gmail.com

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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