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Brecha de género en el crédito
Cada junio y diciembre, el Banco de México produce el Reporte de Estabilidad Financiera, que es un diagnóstico muy completo sobre el sistema financiero nacional. Es un documento de calidad elaborado con todo rigor y orden. Desafortunadamente pasa bastante inadvertido y no es muy comentado.
Desde hace algunos años, el reporte en cuestión incluye varios recuadros que, por lo general, versan sobre temas especiales, de corte más académico y que dan luz sobre problemáticas específicas. Estos recuadros son útiles para profundizar en tópicos especiales.
Uno de los recuadros del último reporte trata sobre las brechas de género en el crédito en México. Es un tema poco explorado, pero que testimonia la diferencia que hay en los montos y condiciones crediticias que se otorgan a hombres y mujeres. Las mujeres pagan costos de financiamiento mayores y obtienen montos de crédito más bajos que los hombres. Aquellos que sostienen que esto no es discriminatorio porque es una reacción del mercado a cubrir un mayor riesgo de crédito en las mujeres desconocen cómo ha cambiado el papel de la mujer en la economía y en particular en su relación con el mercado financiero. La evidencia muestra que las mujeres son mejores pagadoras que los hombres, por lo que poseen tasas de incumplimiento menores. Además, se organizan mejor en mercados seminformales comunitarios. Por ejemplo, un grupo de vecinas (sin hombres) integran un grupo y toman la decisión de a quién le prestan, el monto, la cuota fija de repago y la sanción en caso de incumplir. Estos esquemas reciben el apoyo financiero de instituciones de banca popular.
Los hallazgos corroboran que las mujeres suelen poseer menos activos que puedan usarse como garantía de crédito y tienen un bajo historial crediticio. El recuadro muestra el caso de la cartera de crédito empresarial por género, donde las mujeres empresarias representan sólo el 30.6% del total de empresas acreditadas frente a los hombres que representan el 69.4 por ciento.
Sin embargo, podemos considerar dos circunstancias que podrían sobrestimar esta brecha por género. En muchas microempresas familiares, a pesar de que la mujer puede desempeñar un papel de decisión y manejo gerencial y financiero importante, le delega al hombre pedir el financiamiento a una institución crediticia. El crédito queda registrado a un acreditante masculino, pero el beneficio del financiamiento es para la mujer.
Otra circunstancia es que las mujeres reciben financiamientos directos a través de las remesas con lo que no requieren solicitar créditos formales que les resultan más engorrosos. Un estudio reciente del Cemla junto con Banorte (véase www.cemla.org) encontró que para México en 2021-2023 las remesas (tanto en número como en valor) recibidas por mujeres fueron el 66% del total frente al 34% recibidas por hombres. Es un dato sin duda revelador.
Estos dos últimos hechos no deben soslayarse al calcular la brecha crediticia por género. Pero ello no significa que no haya una gran disparidad por género en el mercado de crédito en México que debe ser atendida mediante identificar y eliminar las barreras específicas que enfrentan las mujeres.
X: @frubli