CCTI y Desarrollo Económico

La Cuarta Revolución Industrial está impulsando un acelerado cambio global, propulsado por tecnologías emergentes de carácter exponencial que están detonando, a su vez, una economía digital. Así, puede decirse que la innovación es motor y destino, pues permite afrontar los retos de manera novedosa y generar mejores condiciones de vida para la sociedad.

La pandemia por Covid-19 afectó a todas las economías del mundo y México no fue la excepción. En un entorno de desarrollo tecnológico ya de por sí apresurado, aceleró aún más la Creatividad, la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CCTI). Así, durante la pandemia, la CCTI fue crucial para desarrollar soluciones innovadoras para enfrentar la crisis, asumir los desafíos y mitigar los impactos negativos. Al tiempo evidenció la necesidad de destinar mayores recursos a la investigación, al desarrollo y a la implantación de ésta, así como la falta de políticas públicas que ayuden a dirigir los esfuerzos de innovación hacia donde más se necesitan y, sobre todo, para atender las desigualdades y a los que menos oportunidades tienen.

Para lograr esto, es necesaria una vinculación efectiva de la educación superior con la ciencia y la tecnología del país, Aún más, en nuestro país es ya indispensable que sean partes de un solo sistema y no dos sistemas separados con esquemas de articulación habitualmente poco eficaces.

La innovación depende, por razones naturales, de la capacidad de crear, de conceptualizar los problemas, diseñar soluciones distintas, de combinar el conocimiento existente. En México, hay mucho por hacer para mejorar los indicadores de competitividad relativos a la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Entre los países de la OCDE, ocupamos el último lugar con 1.02 investigadores empleados por cada mil miembros de la población activa, mientras que el primer lugar –Dinamarca— reporta 15.65 investigadores científicos por cada mil empleados.

Igualmente, en un estudio de 2022 del Ministerio de Educación y Formación Profesional de España, se señala que México es el segundo país de la OCDE con menor cantidad de estudiantes o egresados de educación superior, con 27.1% de las personas entre 25 y 34 años que tienen carrera profesional, muy por debajo del promedio de los estados miembros, que es de 48%. Al mismo tiempo, alrededor de 55% de la economía se mantiene en la informalidad y la economía mexicana pasó del lugar 12 al 15 en tan sólo una década según datos del Banco Mundial.

Para revertir estas tendencias, el desarrollo de talento resulta fundamental, en especial en un mundo cambiante que ha obligado a definir nuevos trabajos, ocupaciones y profesiones, así como a replantear las habilidades que deben tener las personas. Por ello, invertir en ciencia, tecnología e innovación es fundamental para el desarrollo económico y el progreso social. La CCTI debe ser el pilar de una verdadera política industrial del Estado.

La transformación laboral requiere profesionistas de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Al respecto, la brecha de género en estas áreas es aún considerable pese a los esfuerzos nacionales e internacionales para que las mujeres tengan mayor participación en estas carreras.

En 2022, según el IMCO, sólo tres de cada 10 profesionales de STEM eran mujeres. Para cerrar la brecha, la matrícula de mujeres en estas carreras tendría que aumentar 71% en todos los estados. Más mujeres en STEM significa un mayor desarrollo de la innovación, una mayor competitividad de las industrias creativas y del país en conjunto, y sobre todo, un país más equitativo, incluyente y justo.

La economía mexicana ha de privilegiar acciones y sectores que ayuden a construir un país incluyente y sostenible. Sin lugar a dudas, el futuro del país depende de la capacidad de crear e innovar de su población. La creación de una cultura de creatividad e innovación desde la niñez es crítica.

*El autor es Investigador, Instituto de Ingeniería, UNAM y Presidente, Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, COMEXI