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Cambios en los patrones del consumo de alimentos en México (II)
En la primera parte señalé que, en los hogares de menores ingresos, la estructura del gasto en alimentos ha cambiado, lo que se evidenció por la tendencia que implica el aumento del consumo de alimentos preparados fuera del hogar.
En esta parte, con base en la ENIGH del Inegi, se muestran los cambios en el consumo, a través de la tendencia que implica el paso de una dieta basada en cereales, aceites, grasas, azúcar y mieles hacia otra orientada a proteínas como las provenientes del pollo, huevo y derivados de leche, como se muestra a continuación.
De 1996 al 2012, creció el consumo de derivados de leche, toda vez que, en 1996, 19% de los hogares del estrato en cuestión consumió estos productos y, en el 2012, 39 por ciento. Además, en 1996, de cada 100 pesos destinados a alimentos, a estos productos se orientó 2.1% y para el 2012, 3.3 por ciento.
El huevo se ha mantenido como la principal fuente de proteínas de origen animal. En 1996, 50% de los hogares lo consumieron y, en el 2012, 59 por ciento. Asimismo, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, al huevo se orientó 5.8%, similar al 2012.
Después del huevo, la carne de pollo se ha sostenido como fuente de proteínas. En 1996, de cada 100 hogares del estrato en cuestión, 25% consumió el producto, siendo que en el 2012 aumentó a 42 por ciento.
Además, en 1996 de cada 100 pesos destinados a los alimentos, la carne de pollo representó 5%, mientras que para el 2012, 5.6 por ciento.
En la alimentación nacional, la tortilla de maíz sigue siendo relevante. En 1996, de cada 100 hogares, 43% consumió tortillas, en tanto que, en el 2012, fue 56 por ciento.
Además, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, la tortilla representó 7% y para el 2012, 9 por ciento.
Por otro lado, se observa una disminución del consumo de los cereales. En 1996, 90% de los hogares del estrato en cuestión los consumieron, y en el 2012, 87 por ciento. Asimismo, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, a cereales se canalizaba 26% y para el 2012, 13.5 por ciento.
El gasto destinado a los aceites y grasas ha bajado. En 1996, 39% de los hogares los consumieron y en el 2012 sólo 32 por ciento. Además, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, a estos productos se canalizaba 5% y para el 2012, 2.6 por ciento.
Situación similar ha ocurrido con el azúcar y la miel. En 1996, 48% de los hogares los consumieron y en el 2012 sólo 33 por ciento. Asimismo, en 1996 de cada 100 pesos destinados a alimentos, a éstos fue 5% y para el 2012, 2.1 por ciento.
Los cambios en los patrones de consumo representan oportunidades de innovación para la agroindustria, los oferentes de comida preparada, tiendas y supermercados; por lo mismo, oportunidades para nuevos negocios orientados a la atención de los requerimientos alimenticios de las familias del país.
*Ramiro Campos Meraz, especialista de la Subdirección de Programas y Proyectos en FIRA. La opinión es responsabilidad del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.